domingo, 26 de febrero de 2012

el vago camino

En una carpa para una persona y media, compartían el espacio dos cuerpos terrestres. En eso, en el medio de la noche, pintó abrir el cierre para ventilar el olor a plástico que tiene el encierro. Ahí, de cajón, un trío de luces giraba posada en el cerro. A una de las mentes se le ocurrió hacer el juego de la señal. Pero a mano sólo tenía el flash de la cámara y del momento, y de vez en cuando una luz de linterna del celular trucho. Supusieron que estaban dispuestos a entablar comunicación, y se conversó durante un tiempo en esta ilusión de contacto. Después desapareció la visión y pensaron en ir a seguir el camino del río. Y fueron tras las luces pero no se animaron a continuar porque la luna estaba de descanso. Siempre que intentes caminar en el bosque, pensá que lo más seguro es tener al satélite que te ilumine los pasos.
A la mañana siguiente despertaron los cuerpos que lo último que recordaban era haberse sumido bajo un sueño muy profundo y reparador. En eso, se escucha a través de los pájaros un bochinche tremendo, como si dos tribus estuvieran luchando por reinar el sonido del parque. Y en eso hay un mensaje claro y contundente como si creyera en la telepatía, porque no era psicósis, era comunicación. Salvensé, esto es una gran equivocación.

sábado, 18 de febrero de 2012

más pi(u)nk que nunca

Cuando pasó tanto tiempo, no hay tiempo para dar explicaciones. Volví. Acá estoy. Estoy viva. Tengo historias para contar, gente a quien criticar, fantasías en las cuales refugiarme. Y lectores que imagino quieren leer algo salido de mi algo aburrido, mi pequeña perspectiva neurótica de este jodido mundo. Porque es un jodido este mundo. El que llevamos en la cabeza (?) y el que percibimos nos viene de afuera. 
No me gusta la ciudad. No me gustan los ruidos. No me gusta el cemento. Me parece antinatural que un árbol tenga que romper una vereda para crecer. Me parecen antinaturales tantas cosas que estoy viendo que no puedo empezar todavía a describirlas. La sociedad lleva a la violencia. Y la violencia está en todas partes. Yo cada día estoy más violenta, por ejemplo. Me molesta que el ruido del colectivo me rompa las pelotas por la ventana. Me molesta ver a la policía haciendo que hace un operativo en frente de mi casa. Me gustan las luces azules que se prenden y se apagan cuando está oscuro. Pienso que estamos todos controlados ahora que tenemos el frenesí de sacar una tarjeta para pagar el colectivo porque sino la vamos a tener que pagar, cuánto? diez pesos, como la comida más barata, una salsa de tomate y unos fideos. Con suerte ponele queso rallado. Estamos convencidos de que el celular es el gps más barato que pudo organizar el sistema para controlar los crímenes, pero los crímenes están cada vez más cerca y son cada vez más monstruosos, entonces nos estamos volviendo cada vez más locos. Estamos todos locos. Es un clishé, pero creo que es más sincero estar encerrado en el Moyano, de una locura acusable, que estar caminando por la calle mirando vidrieras y hablando por teléfono y mostrando la indiferencia del que está acostumbrado a las aberraciones humanas, porque las ve todos los días por la tele y total ya no sabe diferenciar si se relaciona con una pantalla o con un ser humano. Ve seres humanos pero en su mente prefiere hacer zapping y cambiar a un pensamiento más agradable como el color de uñas que se usa este verano. Naranja flúo. 
Oigan, no me excluyo de esta locura humana. Sólo la describo. La denuncio. Esto ha sido tamizado criteriosamente, autocrítica primero. No vengo a dar clases de nada, ni lecciones de moral. Si bien mi fasc - ista- eta docente es bien autoritaria, muy a mi pesar. Es muy fácil llenarse la boca de palabras bonitas. Es más difícil llevar los principios a la práctica.
the end ?
just trash