palabras a los sonidos

comienza la transmisión, se enciende la atención, desperezansé los sonidos que llaman a cumplir la hora exacta. en ebullición, el hervidero de palabras hace burbuja de sentido. asesinamos con el insecticida o le cubrimos el usual sonoro teclear con algún aroma para baño aerosol. podamos las palabras con cuchillos. desmalezamos el mordisco de masticar el signo, digerir lo crocante que puede ser el párrafo que ya se está fugando hacia el sótano en busca del neón de la heladera que descongele algún recuerdo antiguo, criogenizado. algo se cae de aquel estante: la sorpresa, el accidente hecho símbolo. alguien enciende las antenas pero se pelean en la pantalla virtual los enemigos. alguien pasa de nivel eliminando las pruebas que lo incriminan, las del sonido ahogado en un océano que en vez de agua se sostiene en la coagulación de la no materia programada binariamente. muerte del robot. muerte de la máquina.
afuera llovía encendiendo lapiceras al horno del jardín inundado. rostizando el plástico que ya comenzaba a hervirse en chispas que explotaban de a una.