el velo y el cuerpo

éstas serían entonces las últimas imágenes que subo de aquel atrás. Fue la imagen que se catalputó algún día de verano casi otoño, en las vísperas de la visita de una amiga muy querida que hoy está viviendo en Córdoba con el niño. Hoy en invierno, la tapé para que no tenga frío y este velo azul hace un poco de mascarada, aquel misterio femenino de entonces, aquella verdad embelezada que oculta lo que no demuestra y que expone lo que anuncia. quizás no te habrás enterado nunca, es que la impaciencia y el tiempo son enemigos ocultos.
¿Habrá cambiado el signo? Eso dicen algunos por allí y yo acuerdo. Acuerdo que es momento de pasar a otra fase, a otra etapa, a otro momento nuevo. Atrás quedarán aquellos remordimientos que no pudieron ver la luz en su momento triste. Acallados habrán quedados. Aquietados. Así entonces decidí dejar atras lo que va atras. Y no fue fácil, pero ¿qué es fácil o difícil? Ahora solo quiero agradecer la vida que me dieron. Quiero agradecer el apoyo que me dieron. Quiero agradecer de corazón a corazón porque estaría siendo injusta sino reconozco que además de los dolores álmicos que todos tenemos, también hay manos que saben curar y saben acariciar nuestras imperfecciones. Y que la justicia equilibra. Y que la verdad acompaña. Y que poco a poco se va saliendo del callejón sin salida en el que uno mismo se instaló por no resolver aquello que va más allá de nuestras manos, de nuestra influencia, de nuestro poder. Pero claro, todos tenemos un poco de poder, sólo un poco. Y también tenemos voluntad.
Ayer después de rendir, después de pasar lista a mis errores no se me ocurrió mejor idea que irme a ver otra cosa, algo que me pudiera sacar del automambo. Y fui a ver Cuerpos del Exilio, una serie de series de música y expresión corporal con esta temática, la del exilio, que en nuestro país tiene una historia particular de sentido que aún hoy nos influye, habiendo participado o no de aquel momento histórico. Participamos igual porque somos hijos de la historia, somos hijos de nuestro país, más allá de cuestionarlo, enemistarlo, desvalorizarlo, amedrentarlo. Y también podemos ir más allá de la identidad de la Argentina país. Podemos ir a la temática, a la vivencia del exilio del cuerpo. a la vivencia del desarraigo. a la vivencia de la violencia. a la vivencia de la tortura. a la vivencia del despiece del cuerpo. y de la búsqueda de la identidad...
y con estas manifestaciones humanas hacemos un ensayo de unir algo, al menos de unirnos en el momento de la función que nos involucra a todos en una misma escena.
estemos donde estemos, vayamos donde vayamos, habrá algo que nos llevaremos con nosotros de los otros. si en el momento del fin que nunca permite un pispeo anterior a su acaecer nos resetean la memoria y nos quitan esa películamemoria, nunca lo sabremos... entonces ¿qué perdemos cuando perdemos? su actualidad, su presente... y sin embargo tampoco así nos podemos desligar enteramente. por algo fuimos creados con esta realidad humana, la de morirnos y la de sermemoria. paradoja cruel y necesaria.
Cuando viví en otro país durante un año, porque esa es una pieza fundamental de mi historia en este mundo que no puedo desconocer ni negar, me fui con la inconsciencia de esas cosas que son oportunidades que debemos aprovechar, sin entender qué consecuencias tendría para mi dejar la escuela en el último año de secundaria, dejar a mi novio de entonces, dejar a mi papá, a mis amigos, a mi familia, a mi casa, a mi realidad cotidiana de todos los días, justo cuando se estaba poniendo bueno todo el panorama. sin embargo dios solo sabe cuánto hube extrañado, y cuánto hube vivido, cuánta alegría fue regresar, alegría como nunca antes sentí que tuviera un retorno. y a la vez un nuevo comienzo, y a la vez hacer algo con todo aquello de traumático que tiene un trasplante de cuerpos.
Ahora me encuentro en la fase final de todo ese proceso que fue regresar, reencontrarme con aquello que había dejado, mudarme varias veces, elegir una carrera, dos, tres, hacer amigos, estudiar, trabajar, amar, deprimirme, analizarme, escribir, hacer más amigos, reelegir la carrera para terminarla de una vez por todas( porque de otra manera no me lo hubiera perdonado jamás), convivir, estudiar, ilusionarme y volverme a desilusionar. Puedo decir que mucha agua ha corrido bajo el puente desde aquel regreso, y que ahí empezó la serie de cambios que se fueron precipitando uno a uno con más fuerza y más intensidad de coletazo y frecuencia se aceleró... yo elegí entonces transitar este final haciendo menos ruido, haciendo música y silencios, escuchando y leyendo poesía, abriendome de a poco a la posibilidad de estudiar aquellos textos que me quedan por leer de carrera por programa, pero hacerlo por placer y amor al arte de lo que es la profesión, aquello que uno profesa en su intimidad, en cuatro paredes, a solas, haciendo de a poco cosas pequeñitas, porque de alguna manera este proceso es silencioso y metido para adentro y muy sutil. Pero existe, acaso a todos nos sucede alguna vez en la vida al menos. Esto que es difícil de compartir porque es íntimo, mejor que no intente ser demostrado para cumplir con ningún otro más que uno mismo, comprometido consigo mismo, sin ningún supuesto amo que espera que le rindamos cuentas, por uno y para uno y sin embargo algo de esto intento compartir con uds. En el fondo es un pedido de amor, pero como dije antes en la pelea del esclarecimiento, la paz es una ofrenda y el amor también es una ofrenda. no se pide, se da. no se exige, se da. no se espera, se da. se da desde la fuente hacia su curso de agua. esa es la fuente de la fé y de la mezcla, la templanza.