hapiness is a warm gun?

(esta imágen, crédito a mi querida Marschmellow y a Cartoon)
A continuación cuento cuentos, describo descripciones, acompaño compañías. Esta travesía será musicalizada por DJ JoY (canciones alegres más que intérpretes y autores célebres) Qué bueno haber recuperado la vitalidad...Ay, qué bueno, qué bueno. Estoy conectada con los próximos pasos a seguir durante este mes: búsqueda laboral a la orden del día. Desde que dí ese final este viernes, siento una alegría indescriptible y pocas ganas de permanecer quieta y mucho menos encerrada. Ganas de salir a la calle, de ver amigos, de reirme, de bailar, de cantar, de escribir, de pintar. Volvieron las ganas. Ganas de hacer cosas. De concretar proyectos. Ya me tomé el tiempo melancolía de repasar finales, frustraciones y fracasos, ya mariconié bastante sobre la leche derramada. Ahora es momento de otra cosa. Al menos de empezar a ver todo lo que logré durante este último tiempo, más allá de los tropiezos y de las equivocaciones, y de agradecer en actos a aquellos que me ayudaron y me acompañaron también. Como ya no pongo la felicidad en las manos de nadie, la sensación de libertad es mucho más poderosa. Y así me siento. Las cosas que me preocuparon últimamente se han borrado de un plumazo, a excepción de la cuestión laboral. Pero eso mismo está en mis manos también, en lo que respecta a todo lo que pueda hacer en pos de moverme para conseguirlo, o sea de ocuparme. Ya estoy bastante grande como para seguir peleando por cosas del pasado que hoy no tienen ni vigencia ni cabida, ni solución real.
Será que mi estado de ánimo jovial renace cuando me conecto con la vida. Y hoy vengo de bailar rock and roll y tango en La Viruta, de pasar una noche maravillosa en movimiento y con música con amigos, con conocidos y con desconocidos. Bailar me revitaliza, me da alegría, placer y energía. Compartir tardes como la de hoy con mis hermanas tomando mate y conversando también. Pasear por la ciudad, caminar sus calles y barrios mientras escucho música también. Ya venía de gira desde el viernes a la tarde, cuando bajó un poco y el sol y el calor y me fui a visitarla a Flor y al niño y me mostró fotos y me contó anécdotas mientras tomábamos dos termos de rico tereré con limonada, con hielo y todo. Después me fui a visitar a Danis y a Pau, y allí me quedé a cenar y a dormir y tuvimos esas charlas zarpadas de siempre. Al otro día, sábado ayer, me fui a la muestra del taller de creatividad en La Escalera, como lo extrañaba! Y probé algo que me resultó también sumamente placentero, que fue aplicar lo del taller de creatividad plástica al teatro con hincapié en la improvisación y con mucho trabajo corporal y con el espacio, el propio y el ajeno. Hicimos una improvisación de mudanza y salió buenísima además de divertida para los que participabamos y para los que hacíamos de espectadores alternadamente. Volví a confirmar que no hay nada más revelador que poner el cuerpo y la voz en el trabajo personal, siempre en relación con otras personas, con otros espacios, en grupo, que es lo que yo quiero hacer y desarrollar y perfeccionar cuando me reciba. Y mientras tanto también. Después nos fuimos con Nat y Marsch al Museo Sívori, a ver la exposición de un compañero, pero eso era un excusa porque en realidad hicimos de todo además de eso. Hicimos un pic nic en el rosedal, vimos las fotos, vimos cuadros, vimos esculturas, estuvimos en el jardín que tiene ese lugar, que es precioso y asistimos de casualidad sincrónica a un mini concierto de teclado y vientos (armónica, clarinete, flauta dulce) y recitaron algo del tiempo cíclico. Fue una tarde preciosa y seguimos, encaramos para los lagos, encontramos un lago tranquilo, con poca gente y acampamos allí con el mate y había perros al agua que buceaban!! y niños pescando, y parejas, y turistas, y alguna que otra imágen y escena bizarra de esas que se encuentran en esta ciudad. Y después encaramos la vuelta también caminando por la ciudad y ya había atardecido y había cambiado tanto la luz que parecía otro lugar. Y el viento, ayer culminaba la onda encantada del perro con el sello del viento cósmico blanco. Lloviznó un poquito, seguimos caminando, previa parada en un barcito lindo con unas ricas cervezas, cada uno a su casa. Yo estaba fascinada y cansada, pero feliz. Me tomé mi baño, me puse a escribir, comí algo y escuché música y luego a dormir. Y bueno, para qué me tomé el trabajo de describirlo, es para recordarlo y para dejarlo asentado, que no solo lo que anda mal o no anda tiene que ser documentado. Y además para compartirlo. Como es ya hábito, saben que luego de mis descripciones viene alguna reflexión, que en general es simple. Porque todas estas cosas son simples y son reales. Mucho más reales que los sentimientos-bajón y que las expectativas-frustración. Voy a repetir seguramente alguna fórmula ya dicha con alguna que otra palabra distinta. Es sólo que es mucho más simple de lo que parece disfrutar de la vida y a veces no entiendo porqué me la hago difícil y complicada. Lo que sale más fácil y sin esfuerzo es la tendencia al abandono, porque es una tendencia que en mi naturaleza se estableció en base al hábito de estar mal. Es más fácil dejar que las cosas sucedan, sometan, bajoneen, depriman, esclavicen y no hacer nada desde la voluntad para transformarlas cuando no son como quisiéramos que fuesen; no hacer nada más que quejarse. Sin embargo, las herramientas para hacer las transformaciones necesarias están tan cerca, que a veces no las veo. En principio se trata de reconocer ese abandono somnoliento, reconocer que no es lo que quiero para mi y luego, tomar el toro por las hastas, esto es hacerse cargo y tomarse dueño de uno mismo. Luego, viene la cuestión de ponerse en movimiento, ponerse a hacer, en lugar de dejarse padecer.