aficción por la ficción

(acción, ficción, facción, fan, fin)

Proyección, eyección, inyección. resulta raro que se escriban con cc. no cuadra, pero olvidé las "reglas" por un rato...y sale con fritas...
algo sucedió sin dar cuentas y es que no hace gracia ya más relatar lo que sucede en lo cotidiano. y claro, que suceden cosas pero prefiero compartirlas personalmente con la gente que trato en lo cotidiano. esta vuelta de tuerca no sé a que se debe, pero es lo que es. tal vez entendí que significa ésto de exponerse al divino botón, la divina aguja, el divino hilo. prefiero sufear las olas y escribir lo que salta sin necesidad de evocar mi particular. ya oigo que las palabras se van friendo con las fritas...y se quejan. han sido sometidas al hervidero de la divina comedia de ficción. y saltan, se han puesto en acción. derritensé sus facciones, purificansé sus fines, deleitansé sus comensales. las fritas, con sal por favor, sin salsa, también por favor.

haré de cuenta que es Marguerite que se ha puesto las gafas, y no dije la gorra...
Marguerite tiene unos cuantos años en su "haber vivido". Su nombre tiene palabras escondidas, una de ellas es reíte, y claro, en su haber, también hubo reído muy mucho. También vivió en su haber estado en el mar y en la guerra. es guerita (con diéresis en la u, pero no sé dar con la tecla para ésto), como le dicen los mexicanos a los rubios, además de gringos. también hubo irritado a más de uno; es parte de su temperamento aguerrido. Amargar es otro de sus haberes sido. tiene una gata fifí, que le recuerda lo que su feminidad conoce muy bien. No sé si uds. han tenido alguna mascota gato, pero los gatos son yoicos. Tienen una capa de vanidad felina que los recubre muy bien, hablando en términos narcicistas. Pasan hooooras acicalándose con cuidado y detalle. cuando no maúllan porque necesitan o comida, o mimos, o que les abran la ventana para salir a jugar con otros gatos vecinos, o meramente para tomar el sol, el fresco, la luna, o hacer sus necesidades en esas piedritas blancas en tachos. Además, los gatos sean hembras o machos, tienen cualidad de femenino. Si los observan con detenimiento y llegan a conocer la esencia gato, descubrirán muchas cosas que tenemos las mujeres. No por casualidad, a algunas que lucran con sus cualidades femeninas, las llaman "gatos" con algo de desprecio. No es este el lugar para defender ni para defenestrar. A cada cual, lo que cada cual.
Volviendo a Marguerite, y a su gata fifí, su mar, su guerra, su risa, su amargura, su escritura, Marguerite es ahora una mujer madura y cuenta que de pequeña tuvo una visión, una ocurrencia que le vino como anillo al dedo, como llegan algunos de los proyectos. No se sabe ni cómo ni porqué, pero ocurren. Y de repente la vida ya no tiene sentido si no se hacen los intentos necesarios para llegar a ese plan magistral de vida. El proyecto personal de cada quien. A veces, puede pasar años descansando en un cajón como si se hubiese olvidado aquella idea, pero en momentos particulares, cuando se hace conexión con el deseo, vuelve a surgir, modificado con la experiencia de vida y las limitaciones aprendidas. Adaptado a lo posible, a lo viable, a lo vivible.
Ella imaginó una vez que de grande viviría en un lugar alejado de la ciudad. Imaginó verde a su alrededor. No solo verde, sino verde naturaleza, con todos sus matices cromáticos cromosómicos. No se imaginó sola, se imaginó con una familia, su propia familia. Se imaginó un compañero, una elección complementaria resultado de aprendizajes previos que definieron la conjunción de un amor verdadero, que la acompañaría en ese proyecto. En sí, sería un proyecto conjunto. O sea, ambos se acompañarían uno al otro. Se imaginó hijos, varios hijos, frutos de ese amor de encuentro recíproco y real, haciendo del lugar que era una amplia casa, un lugar vital. ( Los niños suelen traer consigo la esencia de la vitalidad en estado puro de movimiento contínuo) Imaginó que su casa sería el lugar desde dónde ella trabajaría. No sería ama de casa, ese no era su proyecto, o más bien ese proyecto le quedaría chico. Imaginose escribiendo por momentos sola, por momentos de noche. Imaginó de día criando a los críos y esas cosas, pero acotado ese tiempo a otra de sus aspiraciones. En principio, su casa sería un lugar para recibir gente, viajeros, artistas, peregrinos, vecinos, amigos. La gente se reuniría en ese lugar que además de ser su vivienda familiar, sería un lugar destinado a otro tipo de misión. Todos ellos serían convocados para trabajar en una misión humanitaria, con llamados parecidos al de Marguerite, con historias de búsquedas. Vendrían en busca de símbolos. Símbolos para cada cual su búsqueda. Búsqueda de medicina. Medicina, a cada cual la suya, como su símbolo. Pero ese trabajo en conjunto con un fin que trascendería ese trabajo particular de a cada cual su símbolo, a cada cual su medicina, sería un trabajo de eslabón de una cadena más amplia. Este lugar en particular, destinado a ese trabajo en particular, sería sólo una célula más de todas las existentes. Cada uno de los participantes tendría la misión adjunta de realizar algo similar, en círculos interdependientes, en sus propios espacios vitales. Algo así como una comunidad. Marguerite no sólo promovería este trabajo en su propio espacio, sino que participaría de los espacios de los demás participantes, en ese trabajo conjunto que repite la palabra trascendencia.
Esa vocación que es algo así como una voz que llama a ser escuchada, debía de descifrarse en el transcurrir de varios años. Esto a Marguerite le requeriría un tiempo previo, el de su propia búsqueda, el de su propia medicina, el de su propio símbolo. Esto vendría como un llamado de herencia, para convertirse en un canal de transimisión iniciador de algo que debería aprender durante un buen tiempo hasta que se sentiría preparada para ponerlo en acción y difusión desde su voluntad. Ella sabría reconocer cuándo y las condiciones se irían dando, como la sincronía que apoya la voluntad del corazón.