La nodriza no está contenta, sino enojada. Pissed off afuera del tarro. Si el reloj -grande reloj- marca por espacios diminutos el tiempo, la inquietud se transforma en el repiquetear de uñas -largas uñas- sobre la mesa de espera. Muerde, envenenada de nicotina, los labios de los cigarrettes que no puede fumar para intoxicar al pequeño en la pequeña sala.
El pequeño percibe la hostilidad de la quietud aburrida. Por eso prefiere seguir trepando el árbol de kinotos y dejarla fuera de la escena. Indiferente a propósito de marcar la distancia del límite. A mi jardín no pasarás mientras tu actitud siga siendo presencia demandada. ¿No te das cuenta que la perseverancia en la lucha genera el campo de fuerzas de expulsión? Demasiada atención genera que te ignore. En tanto pases a leer de tu vacío un nido de deseos, no sentirás que entregas tu tiempo para que el otro lo use a su criterio. Sino te harás transformar en presencia codiciada. Serás al fin un pequeño que en su imaginación trepa el árbol, su árbol de kinotos sin la necesidad de expectadores inútiles.
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