La iniciativa la toma la palabra que toma la delantera. Alguien tiene que ceder, al fin de cuentas, ¿no? Por momentos la alegría es sacudirse sin importar acerca de las desaveniencias del cuerpomente. Sobre todo agitar el cerebro que, por su propio bien, está encerrado en el cráneo y conectado por nervios a todas las extremidades de la imaginación. El movimiento es cuando estamos vivos y gritamos. Hacia dónde va no hay pistas; son muchas las palabras que tocan, knock knock, a la pared virtual y dejaremos pasar a algunas de todas ellas. Los personajes no se ponen de acuerdo a quien identificarse esta vez. Hay uno en particular que tiene el monopolio de la expresión e intenta catapultar a la máquina, a la desazón de dejarse estar. Se toma vacaciones por un tiempo porque su actividad es en general poner trabas a todas las acciones que quieren llegar a algún fin idealmente imaginado y sin embargo en su imperfección, viable en la realidad. Tiene la particularidad de usar un sombrero negro que tira de sus cejas fruncidas hacia el gesto dramático de algún Munch o de una nodriza horrorizada de sus instintos. Tiene también la particularidad de sentirse en desventaja con todo aquel al que le ponga el ojo. No le confirmaron sus expectativas de la semana pasada y carga con esa carga a regañadientes. también hay una solución a todo esto, porque por suerte no está solo; hay otros personajes que le complementan, y otros personajes que le enemistan y otros personajes que no le entienden ni le quieren dar cabida, le son indiferentes. Personaje gris, el que les estaba presentando hace unas palabras atrás, tiene una suerte de fijación retentiva, es como las moscas que se sienten atraídas por la m..... le gusta revolverla y revolverla y es como los insectos que quedan embobados, atrapados en la luz, aunque la luz supone un elemento un poco más espiritual que la m... pero de alguna manera el resultado es el de paralizar la estupidez: de muy cerca aliena. Es un cagón o una cagona, mejor dicho imposible. Es chiquito, diminuto como si ego fuera sólo un trozo de cascote que tiene una densidad de gases que multiplica su materia en millones de partículas pero resulta sólo una linda ilusión óptica que escrutada con todos los elementos de la ciencia da igual a cero a la izquierda. Así se siente gris la mayor parte de las veces. La mezquindad de su energía le da la mala suerte. Necesito encontrar un antídoto para gris pues en su codicia monopolizó como dije, casi todo el espacio de palabras en el teatro interior. Necesito encontrarle un compañero que le de justo donde le duela, así podremos manifestar esa relación sadomasoquista que tiene consigo mismo y de alguna manera transformarla en producción y en acción. Si puede satisfacer esa retención de alguna manera alternativa que le catalice su costado de potencia entonces habremos de modificar el sistema capitalista de la negatividad imperante. Es que el miedo tiene semillas podridas que dieron yuyos en el terreno de la mala tierra, y ahora necesitaríamos un jardinero con inclinaciones emotivas y eróticas que le tenga fé al campito y que no dude de su labor imprescindible. El gris odia a los colores, pero qué mejor que convencerlo de que si sembramos adecuadamente la tierra tendra la posibilidad de ver crecer aquellas magníficas flores y capullos que harán resaltar su gris. Inclusive el verde y el gris se complementan estupendamente bien. Habrá que convencerle, entonces, de revolver el terreno, de dar vuelta el humus, de hidratar sus suelos, de sembrar las mejores semillas, sobre todo por favor, con amor, que el amor hace reverdecer hasta al potus más abandonado del rincón. Es un personaje severo como la oz de saturno, rígido como la piedra impía. Nadie le quiere por mucho tiempo cerca porque cercena toda fé, toda espera aguantada por un instante mejor que la inmediatez sin horizonte de la desesperación, cuando se hunde en un charquito de agua con aceite de arcoiris y sus alitas se le impregnan de combustible. Sí. Podría ser mejor. Imaginen verlo a gris chapotear en el barro, al menos sería feliz y de alguna manera estaría disfrutando de su retención haciendo tales enchastres. Se me viene otra explicación interesante si preguntando por los orígenes de tales actitudes pienso que gris no pasó la etapa de jardín de infantes, hablando de tierra y de posibles jardines futuros. No aprendió que para convivir con sus compañeritos tenía que aprender a no c... encima porque así lo dejarían solo una y otra vez. Y le confirmarían su inadecuación social una y otra vez. Otra vez viene la voz de la maestra que reza en mi oído, a ponerse los límites. Al menos así, gris entendería que debiera incorporar esas voces chiquitas de rechazo a sus plegarías de todos los días cuando está a punto de mandarse otra c...digo, otro enchastre. Al fin y al cabo, lo que no le dieron según su resentimiento, lo que le han quitado también, lo puede acceder desde la voluntad de un adulto que crea sus propios fundamentos vitales, sus parches, soluciones, instrucciones de uso, prótesis, etc. Entonces convoco a los otros personajes que lo miran de reojo porque es odioso, hay que educarlo a gris. Les pido su ayuda, su colaboración, algo de cooperación del equipo de actores. Los convoco a dar un poco de si para que gris entienda de una vez por todas. Uds. también deberán hacer su aprendizaje con gris, desde la indiferencia o desde el rechazo brutal, desde la desafinación o desde la afinidad. Gris también tendrá que ganarse el afecto, porque mamá y papá ya no están aquí incondicionalmente aceptando cualquier cosa que viene de su producto, justificando cualquier acto macabro de su pequeñín. Gris tiene que aprender a hacerse querer y eso no significa dejar de ser gris para ser otro que no es, sino desde lo que gris puede dar de si, desde sus limitaciones, habilitar de la masacre de la cosecha, que es sólo una parte de la misma, los frutos del cajón medio vacío si, pero medio lleno, también.
Gracias equipo, empezamos a realizar nuevas escenas en los ensayos. En principio, empezaremos por las catarsis que despliegan múltiples sentidos para futuras obras. No dejarse estar ni repetir siempre la misma fórmula del personaje que sale más facilongo, quiero verlos brillar y renacer. Rehacerse.
lunes, 12 de enero de 2009
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