lunes, 20 de octubre de 2008

verbotrágica


Como un loro colgado de la palmera,
no sé por dónde empezar. Y sin embargo, empiezo. Sé que cuando empiezo, entonces algo debe terminar. Hete aquí, la tragedia cómica de la familia de loríferos enredados en la palmera haciendo el bochinche, muy a pesar de el berrinche de los moníferos haciendo el escándalo existencial. A ellos les digo, pues fumensé un sándalo, que los puede ayudar a relajar.
Mientras tanto, profesaré mi fé. Seguiré haciendo lo que sé hacer, llevar un mensaje canalizado a través de mi voz, para aquellos que estén dispuestos a escuchar. Yo no lo elegí así. Opera en mi, desde alguna fuente. Fui programada así en algún momento previo a venir a caer a este mundo. El cinismo me angustia porque fui programada para creer. Y desde la ingenuidad inocente que me dio bien y me dio mal, seguiré creyendo. Aún en los momentos de absoluta oscuridad vi en el grito que rompía de las entrañas, luz, aquella que alivia la herida existencial; aquella que guía hasta el final. Es por eso que amo la vida. Es por eso que soy un animalniño (creatura) de dios. Dios no es cristiano, ni judío, ni otomano, ni budista, ni ascetista, ni chino, ni animista. Esos son nombres, sólo nombres que pusieron hombres para explicarse esa necesidad humana de fusión en trance amoroso con el éxtasis de existir, y le llamaron religión. Hay muchos caminos, tantos caminos como posibilidades humanas. Está la posibilidad de salirse del plan y sin embargo eso también es parte del plan. La nada es también dios y parte del plan. Y hasta quizás, dios es mujer. Mujer crea y Mujer mata. Mujer libera. Expulsa de su vientre la vida. Ese misterio en algún momento fue temido, combatido y sometido. El hombre que no teme a la mujer es el hombre de verdad. Ese hombre es aquel que obtiene lo mejor que una mujer puede dar de si. Porque el amor potencia al amor y en la entrega incondicional las mujeres somos las más abnegadas. Las mujeres dañadas podemos ser la furia en venganza manifestada. Y aún así, sabremos entregar nuestra vida por la vida de la especie. Para esto también fuimos programadas. Mal que nos pese o bien que nos libere. La mujer puede ser el canal de elevación del hombre o su total ruina.

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