jueves, 11 de noviembre de 2010

oir el río


agua es cuerpo, blando blanco
agua cae del cielo, da las gracias
agua llueve.
agua fuente,
memoria,
recuerdo embotado haciendo círculos;
agua estanque.
agua que marea
agua que olas
huele a sal,
a yoda.
huele el recuerdo
que no hace pie;
no hagan olas.
agua duele
agua cuerpos
agua témpano de silencio
arrullo de arroyo
agua río.
agua soy
gota inconsciente
agua ardiente.
aguarecerse
a mi guarida
agua herida.

viernes, 29 de octubre de 2010

berenjenal


Adivino que me perdí el tren. Resigné el interrogante a la certeza estabilizadora. Suspiro de aquel tedio que alguna vez me convidaste. El aliento de aquellas voces que son los guías que me dictan lo que escriba. No consigo cambiar de idea porque esa idea está sustentada en una sensación de certeza tan realista que es a lo que me aferro cuando desvarío. Es corporal y lo corporal viene enfermando de moquillo y tristeza marchita. Aquello que alguna vez brillaba, la promesa gris que portan los indigentes. Llegué a una conclusión después de delirar el tiempo que me dejó tirada. Lo que pasó sirve para reafirmar las pruebas de lo próximo.
La conmoción primero es dolor y luego, liberación.

lunes, 25 de octubre de 2010

arte marcial

Yo amo a Matashoshi. Matashoshi me ama.
Matashoshi se abraza a mi cintura todas las tardes con tanta intensidad que, a veces, hasta me quita el aire.
Matashoshi es muy protector. Protege a Tomy, la pulga (Yo los llamo pulga y pulgón, sólo para molestarles un poco) Protege la justicia. Siempre que ve una escena que a él le resulta injusta, interviene. A veces de un modo un poco brusco: un golpe seco, una mordida precisa.
Matashoshi construye casas con sillas demasiado cerca de mi escritorio. Creo yo, para dejarme encerrada allí, demasiado cerca suyo.
Matashoshi me observa, casi no habla. Prefiere la cercanía física a la palabra. Yo no puedo retarlo, lo comprendo pues yo amo a Matashoshi.
Matashoshi es muy inquieto. Atraviesa el salón con coreografías extrañas. No puede quedarse sentado por mucho tiempo.

sábado, 9 de octubre de 2010

libro de quejas

I - :
ñññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññ
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ñ
ñañosa y ñoña
pequeña sueña
años de ñaupa
y ñandúes
niños
ñ

II - Ñ

Pequeña despide sueños de ñoña niñez trepada a los tacos que no le caben.
Prefiere y pregunta si las alpargatas le dan más pampa que ñandú en tierra de asfalto.
Refunfuña ñañosa, regaña y sin embargo, añosa ya, añora sueños, aún se engaña.
Siempre lejos, siempre ajenos.
Siempre sueños.

III - siempre breaking away soon.


Qué sabía de las cosas que coinciden. Que los colores de esa pintura eran los colores de ese club, eran los nombres de ese señor -con bigotes largos como siglos- de ese partido, eran los nombres de ese salón, eran los nombres de sus abuelos, eran suyas las coincidencias.
Qué sabía de esos colores, de esa pintura, de ese señor, de ese club, de ese partido, de ese salón, de sus abuelos.
Qué sabía de esas coincidencias que eran suyas como sueños escritos en cuadernos, en lápiz, borroneados y borrados para volver a escribirse con alguna precisión de futuras coincidencias.
Qué sabía de las uñas de fucsia, la cartera de látex verde, los clips para atajarse el pelo, y esa tarde de cerraduras y puertas espiando el porvenir que a penas estuvo se fue.
Qué sabía que esas conversaciones, largas, virtuales, de oficinas aburridas, eran promesas de volver y volver a ver.
Qué no vio. Qué sabía.
Qué sabía y qué no vio.
Qué sabía de los parques, de las noches, de la lluvia, de los libros escritos entre dos.
Qué sabía de esa forma de diamante recitando el café con leche a la mañana siguiente.
Qué sabía de esa fiesta, de ese vaso, de ese caramelo, de ese colectivo, de esa fuga, de ese ponerse un poco más cómoda
Qué sabía que ese material inconcluso espantaría el sueño todas las noches. El mismo sueño que no dormía jamás.
Qué sabía de ese vuelo triple que prometía mirarse a los ojos cuando levantó la vista a su techo y vio escaparse la mirada de uno, no de dos.
Qué sabía del cielo pequeño que guarda cada uno en su pequeña intimidad cuando busca palabras que se entreguen con todas las vocales en la lengua a punto de amarse, luego de amarse, cuando se amaban.
Qué sabía que sería la primera, la última copa de tinto.
Qué sabía de plazas, de milongas, una madrugada, la botella, la amorosa conversación, la dicotomía de la creación de dos autores célebres y la patria plateada.
Qué sabía que esa mañana en la estación iría al otro día a desaparecer.
Qué sabía de ese café cortado, de ese café amargo, de ese café frío, de ese te quiero ahora no te quiero.
Qué sabía
Qué no vio.

jueves, 7 de octubre de 2010

you and I and dominoes

Hacer pie en el arroyo fresco que llega a los tobillos y acomodarse en la piedra para sacar la foto que establece ese instante por siempre, mientras el agua sigue su curso natural y el sonido es silencio y es arrullo cristalino.
Estar sedienta y saciada a la vez. Caminar por el parque que florece de caminos. Mirar las ramas que se entretejen más arriba cada vez. El nido abandonado del hornero. La paloma gorda que aún sostiene esa madera. El gato que se cree leopardo en la inmensidad de ese tronco y te hipnotiza verde y amarillo mientras el sol le ciega la mirada que te escudriña sin pestañear.
Las mañanas tranquilas de la autopista constante. El despertador celular. La pava que no hierva los mates compañeros. El desayuno en la cama. El recuerdo que sigue a los sueños inmediatos cuando los dedos de los pies se desperezan.
Aquellas amistades que murieron en el tiempo. Aquellas que perduran y crecen. Los viejos rencores que quieren transformarse en olvido. Inútil es la indiferencia en las despedidas.
El tren que ya no espero. Los apuntes que boté a la basura. El tejido otra vez empezado, otra vez discontinuado.
Los colegas de siempre a quienes debo mi auténtica voz mientras practico la táctica del silencio a tiempo, de la palabra cuidada a cambio de establecer alguna paz momentánea porque prefiero encontrar los puntos de contacto para evitar los puntos de fuga y de conflicto.
La radio por las mañanas. La radio por las noches. Los mejores momentos son cuando la soledad me pertenece y yo le pertenezco a ella. No me abruma ni me abandona. Me nutro con ella.
Un compañero al que me abrazo por las noches y le peleo las contradicciones durante el día.
El baño de bautismo con sal y vinagre. La música en trance. El sándalo. El teléfono que irrumpe en la calma justo cuando escuchabas los latidos acoplarse a mi respiración.
Los niños que me esperan día a día con sus ocurrencias, sus juegos, sus historias, sus preguntas. Los niños que me piden límites y me piden palabras. Caricias y enojos. Abrazos y miradas.
Estoy aprendiendo a vivir sin quilombos. Estoy aprendiendo a presentar la bandera blanca cuando es momento de tregua.
Y a soltarte, drama.




jueves, 30 de septiembre de 2010

quietud es olvidarse de uno mismo

http://www.youtube.com/watch?v=Yp18sKXaFlE
uno mismo es palabra trillada.

la huella de la huella sobre la huella que huella

trampa en la que caer. caer en quedar atrapada.

mío, laberinto para extraviar la mirada.

y tantos años, vivir
hablar de equivocada.

martes, 28 de septiembre de 2010

lo que jamás se escapa

Tuvimos la suerte de escuchar mucha música -en español- de chicas. Nuetra casa era una casa musical. Los viajes eran viajes musicales. Toda oportunidad era motivo para poner primero, el tocadiscos, luego el grabador, después el equipo de Cds, la PC o el MP3. Pero lo que más recuerdo eran los cassettes que nos acompañaban trayectos de horas y hasta días en el auto, cuando íbamos de viaje hacia algún lugar.
Cantábamos o hacíamos coreografías con las canciones de Víctor Manuel (Baila Baila Baila Bailarina, él siempre espiando desde la cortina...) en alguna casa desde algún verano. También jugábamos a hacer programas de radio, con propagandas y mensajes de oyentes hechos con nuestras voces -versatilidad-, cuando nos maravilló la posibilidad de grabarnos en los cassettes vírgenes para volvernos a escuchar, o hacer nuestros propios compilados para llevar en el walkman en las caminatas interminables por Av. Francia. o de grabar alguna canción directamente desde la radio, aquella que nos enamoraba.
También recuerdo que esas canciones, que le sacábamos a mi viejo de los portacassettes que tenía escondidos bajo llave en el armario del escritorio, me acompañaban en la soledad de la habitación cuando escribía cartitas de amor y deseos y sueños y secretos en el diario íntimo.

Por culpa de ese romanticismo... y gracias a él.
Esta era una de esas canciones que tienen que haber generado algún tipo de gérmen romántico que traería luego tanta melancolía. La realidad no me conforma, nunca me ha conformado. Yo sigo soñando despierta, suspirando, retorciéndome de la emoción entre alegre y adrenalínica, de recrear mi vida paralela de fantasía.
http://www.youtube.com/watch?v=4I-hEASTyNs
Luego, más tarde, con la posibilidad de buscar esas joyas que dejaban alguna frase tarareando de memoria, encontré que esta melodía es afanada de otro personaje y hasta aparece en alguna película tonta y romántica de esas que tanto me gustan y tanta verguenza me da reconocer.
http://www.youtube.com/watch?v=-rQR3RsK26o&feature=related
Es al día de hoy que me sigue provocando esa misma enfermedad llamada romanticismo, entre suspiros, lágrimas - si me vino-, y lo que jamás se escapa, la implacable memoria alucinada.


el bonus track: http://www.youtube.com/watch?v=1s3BIX0duKs

sábado, 25 de septiembre de 2010

que explote el rebote

http://www.youtube.com/watch?v=L2n9JTPs53Q

Me revienta que a vos te rebote y a mi me explote.
Me revienta que los carteles de los estudiantes se hagan llamar del partido de los trabajadores cuando no representan a ningún trabajador. Sólo tienen el lujo de poder elegir estudiar mientras los mismos trabajan para los de siempre.
Me revienta que se piensen que están haciendo la revolución y sólo se están revolcando en la sala de el aldo y la guitarra te interrumpe la clase abierta porque dicen que ahora no se llaman aulas sino espacios, después te hablan de respeto y te pusieron los bancos en la escalera para que no puedas entrar al lugar que vos también tenés derecho de estar.
Me revienta cuando adoran a marxinsky y soportan el más bruto capitalismo trabajando de telemarketer.
Me revienta que terminen igual de alienados por el panfleto que se comieron y te vomitan cada vez que tienen que largar un discurso. Estos pibes no piensan por sí mismos. Repiten como loros conceptos que leyeron y que la marigua les dejó impregnados en las sinapsis inconclusas que les quemó el trayecto de pensamiento coherente.
La mayoría del tercer mundo padeceremos las peores catástrofes y moriremos. Es sólo una idiota estupidez suponer que es posible que billones de habitantes se puedan encontrar en paz, menos ponerse de acuerdo, cuando los recursos son para muchos menos y están proclamando y comprando espacios patrimonios de la humanidad para apropiárselos en el momento en que las cosas sean remitidas a la totalidad del uno que quieren imponer. Ese es tu dios y no es el mío.
Están lavándote el cerebro con la globalización desde hace décadas. No existe el mundo feliz porque es una pesadilla que no haya conflicto ni diferencia; es la condición humana. Y te están preparando para esclavizarte virtualmente en la misma utopía que te compraste con el manifiesto. Sí. El nuevo orden. El mismo.
Me revienta cuando aplican teorías importadas que no nacieron en estas tierras sino que se traen de los paises explotadores, los principales colonialistas, los precursores del desastre mundial y acá se le da las gracias por venir. Al culo. Gracias ni en pedo. Váyansé pronto y dejen de venir a estudiarnos que no somos monos.
Encima se los venera como dioses desarrollados y modelos a seguir y vienen a estudiar gratis a los mismos países que sus países de origen reventaron con las políticas externas que pusieron en práctica. A ver si ahora te reciben en sus países, cuando están echando a todos los inmigrantes y se olvidan que cuando estaban muertos de hambre y destruidos por las guerras, acá se los recibió con los abrazos abiertos.
Me revienta que se autoprohiban disfrutar de determinadas obras porque no encajan en sus parámetros teóricos.
Me revienta que privilegien los egos de quien lo dice más lindo y se hagan rodeos estúpidos para no decir nada al fin y al cabo se terminan encontrando diferencias insalvables con los más cercanos de principios e ideales pero como son de otro término gramatical o entonación subjetiva terminan primando las mezquindades del lenguaje y no la idea principal en juego que implica una praxis en concreto. El árbol y no el bosque.
Me revienta que los chalecos teóricos estorben la acción.
Me revienta que apoyen a quienes exterminaron generaciones (el sacrificio por la revolución) y después estén en contra de la pena de muerte. Es lo mismo. No podemos decidir más que por nuestra propia muerte y a veces ni siquiera.
Me revienta el debate puesto en términos del Todo o la Nada. Así tenés a un compañero que piensa parecido pero se llama de otro partido y te ponés en contra al igual que te pondrías en contra de un enemigo más fácil de admitir en slógans que quedan políticamente correctos. Queda bien que se vayan todos y que se vaya el fmi. Pero, ¿y quién se queda? El hdp del narcotraficante del cono sur que ya se ensució hasta la cajeta. Total, qué le hace una mancha más al tigre.
Me revienta que se apadrine a una clase cuando esa clase no tiene porqué ser apadrinada más que por ella misma. Los gobiernos de las masas terminan siendo grandes fascismos destructores de la diferencia, totalizadores y asesinos. Preguntale a tu vecino qué piensa de los bolitas y qué haría con ellos. Preguntate qué intereses estás representando y dejá de hablar en nombre del pueblo, que el pueblo habla por si mismo, el tema es que no querés escuchar qué dice.


jueves, 23 de septiembre de 2010

"loose it on, loose it on, but don´t loose your mind... take a look inside, what do you see? and you will see"





Ahora sólo nombres que vinieron con promesas. Durante mucho tiempo, un lugar de la fantasía al que huir porque los ideales, las ilusiones, los fantasmas ideológicos, rellenan aquellos vacíos geométricos de los cuerpos en movimiento.


La conexión con la realidad es lo que falla aquí dentro. Aquí dentro no hay más que abstracciones creadas para no entender nada y quedar petrificado ante el sinsentido. Petrificado, porque se supone una alternativa, la posible evolución creadora o al menos, la dinámica del conflicto que ponga en movimiento una vez más, los cuerpos, la máquina. Que no se estanque aunque le guste correr detrás del reloj perdiendo el tiempo.


Es más interesante narrar procesos que describir reflejos. Por ejemplo, al flaco le gusta construir y a mi me encanta que le guste construir, por eso no le da todo lo mismo, por eso piensa. Yo sería casi un opuesto. Kali, la destructora, aunque -por ahora- bastante calmada salvo por algunos días de berrinches y el sinsentido.


Cuando agarra el sinsentido no hay posibilidad de nada. No hay esperanza. Aunque algún viejo filósofo haya dicho por ahí que es una falsedad la espera de la línea del horizonte que se acerca. O el charco de agua que se ve en la ruta a pleno sol del mediodía que jamás salpica las ventanas del vehículo; pero los carteles van pasando y te dicen en verde y blanco, menos kilómetros que recorrer.


A veces está bueno sólo el trayecto. A veces me gusta irme de paseo ida y vuelta hacia ningún lado, sólo por el hecho de ser transportada ida y vuelta y escuchar cómo se rajan los metales que acuchillan los oídos.


A veces sólo en teoría me alucinan las ideas, pero no me interesa ir demasiado lejos. El deseo, si es aquello que nos mueve, no nos miente. Pone en evidencia si lo que decimos es lo que hacemos: los hechos concretos de nuestras vidas.


Por ejemplo, quiero ir a Holanda desde los catorce años. Holanda, los tulipanes, los cafés, los puentes, las bicicletas, las películas de amor en los aeropuertos. Quiero ir de joven a Holanda, como si tuviera catorce años y la vida que no llevé hasta ahora.


En esa vida, también viví en una comunidad hippie y me especialicé en el arte de hágalo ud. mismo, como la filosofía punk.


La contradicción de que el hippie sueña paraísos lejanos entre vientos dulces, mientras el punk trabaja y transforma con lo que tiene a su disposición, la realidad y las anfetaminas, -que lo hacen sumamente productivo- Because anger is an energy...


Sin embargo, jamás me mudé a Córdoba a ver arcoiris y objetos voladores no identificados. Trabajé muchos años en oficinas que me dieron de comer aquello que gasté y de lo que no perduró ni un centavo, ni para el viaje del sueño ni para el ticket de micro hasta San Marcos Sierra.


Creo que una vez compré un hilo para hacerme collares con mostacillas, e hice unos cuantos, pero allí quedaron guardados algunos, y otros los regalé. También conseguí la lana para tejer en el invierno lo que prometí, pero ya es primavera y la lana quedó guardada en el placard para el próximo invierno. Otro tanto sucedió con los acrílicos y los pinceles de diferentes números según el trazo buscado. Están guardados en una de las cajas al lado de la cama, esperando su resurrección.


Entonces, el sueño es un artilugio que oscurece el objeto de los deseos. Nada más sano que la realidad y su vertiente social. Nada más patológico que los humanos que nos enfermamos de fantasías de libre consumisión.


Al fin y al cabo, no es tan difícil, ni mucho menos complicado, ponerse a hacer con las mostacillas, la lana, los acrílicos, y las excusas son la pereza que abunda. Quedarse quieto en la cama escuchando la radio y sentir el viento que llega desde la ventana, mientras el mate está horrible y mancha las sábanas por algún que otro descuido.

Mientras tanto, fantaseo las ideas que me enamoran y por eso admiro a los que se juegan por lo que quieren, aunque se equivoquen más que nos, los perezosos.
Mientras tanto, espero el click: que la historia de mi vida hable con hechos, y no sólo con palabras. ( queojaládiosquieraesaspalabrashablendeloshechos )

miércoles, 8 de septiembre de 2010

mis males necesarios



Vengo a contar enojos. Bronca, bruta y puta, mi bronca. Torpe y aparatosa. Latosa y enfrascada. Silenciosa, anémica. Atragantada. Apilada en cada rincón de las articulaciones, mandibulín peron peron. Tanguera y tendenciosa de sentencias apuradas y ansiedad criticosa, celulítica. Paranoide. Celotípica. Prejuiciosa, desconfiada, porfiada. Peleadora. Impaciente aunque eficiente.


Vengo a enumerar odios que se deslizan de objeto en objeto. Capaces de hacer un enchastre inesperado, un revoltijo de nervios bríosos, gritos pelados, puertas golpeadoras, platos rotos, libros descartados. Líos. Enriedos. Colapsos. Teléfonos cortados a media palabra.


Vengo a exponer imperfecciones. Maleficios. Brujerías. Conspiraciones. Inconsistencias e inconstancias. Melancólicos los reproches. Dudas las desestabilizantes. Escapes los confabulatorios. Fabulaciones morfológicas. Delirio de misterios parapsicológicos y metafísicos. Egocentrismos antropológicos. Automambos. Autobombos. Egoísmos quejosos y mezquinos.


Te hecharé la culpa. Te echaré de mi casa. Te voy a mentir. Te deberé algún vuelto. Te revisaré papeles y cosas. Te perseguiré con preguntas. Te distraeré si es que no me conviene lo que estás diciendo, no me caes bien, no me oís como quiero escucharte. Mi honestidad será brutal como una flecha, por momentos, y por otros, condescendientemente librianaocultando los verdaderos pensamientos y sentimientos -brutales, generalmente. Ciclotímicos los ensayos de humor, todos los días. Crueles e insensatos, los desquites. Carentes de lógica, las exposiciones. Conservadores los métodos. Radicales los ideales. Conformistas las decisiones ante semejantes exigentes.
Hablaré de más cuando deba callar y callaré de más cuando deba de hablar. Me va a costar decirte lo que siento porque muchas veces no lo sé o no siento. Te voy a interrumpir cuando me estás contando algo importante. Te haré planteos fuera de lugar con cara de póker. Me haré la víctima y te daré vuelta las cosas. No aprenderé de mis errores y tropezaré muchas veces con distintas piedras y la misma -al fin y al cabo. Me dispersaré con facilidad porque todo me distrae y me aventura. No te escucharé cuando lo necesites y te escucharé cuando no quieras decirme nada. Te llevaré la contra, sólo por el gusto a los debates y porque siempre tengo la razón aunque no me la des.
Mi desorden te invadirá. Tomaré prestados tus objetos sin consultarte, porque ya me los he apropiado. Temeré al compromiso y me fugaré a la fantasía. No tendré límites y no entenderé más que con la claridad explícita y directa, es que tenés que ponerme un freno. Te pediré disculpas y al rato estaré haciendo lo que se me de la gana. Te atropellaré sin darme por aludida. Te echaré en cara aún esas cosas que supuestamente hube perdonado y comprendido. Y cuando me enfrentes, verás que perro que ladra no muerde. No sé sostener una discusión, casi siempre las pierdo. Pero seguiré peleando por que no conozco casi otras alternativas.
Te prometeré regalos que nunca te daré. Te contaré proyectos y todos los años y todos los meses y todas las semanas, habré cambiado de idea y habré encontrado otro camino que tomar distinto de aquel que sonó convincente en mis argumentos. No soy orgullosa pero no soporto que te tomes tus tiempos de reflexión y necesites espacio para estar a solas. Temeré que me abandones y por eso amenazaré con abandonarte primero. Dejaré inconclusos muchos de mis proyectos, de mis ideas, de mis oraciones, de mis palabras. Si no me respondés cuando yo espero que lo hagas y de la manera que espero que lo hagas, me enojaré y te pondré cara de ojete. Te mostraré los dientes y mi hostilidad generará tu violencia, tu reacción -siempre es mejor que la indiferencia.
Te malentenderé. Tendré problemas con los vicios. Tendré problemas con todo el mundo, siempre hay algún malvado o malvada que está en contra mío. Yo lo sé aunque el otro no lo haya advertido aún. Yo lo sé todo, pero resulta luego que sólo tengo una aproximación superficial al tema. Me obsesionaré fácilmente. Escucharé mis canciones preferidas una y mil veces hasta que te hartes de escucharlas. Yo no me harto tan fácilmente y no entenderé cómo no sabés apreciar lo que tanto me gusta. Usaré mi ropa preferida y todo lo que más quiera y más me guste, hasta gastarlo. No podré ahorrar jamás. Si tengo, se va hasta el último centavo. En mi, obviamente, primero que todo.
No me despertaré temprano al menos que esté obligada a hacerlo. Odio los despertadores. Tampoco trabajaré demasiado. Odio las obligaciones. Me gustará perder el tiempo, el mío y el tuyo. Tendré secretos que jamás habrás de imaginar y los guardaré celosamente para mi hasta el día de mi muerte, en el arcón de los recuerdos interrumpidos. No sabré aplicar los buenos consejos que le doy a los demás en mi propia vida. Te despertaré si roncás mucho de un codazo. Eso sí, jamás te sacaré las sábanas, tendré la piedad de taparte si te veo destapado.
Te contaré hasta cansarte todo lo que hice por los dos y todo lo que no hiciste por mi. Seré insoportable y tendrás ganas de samarrearme para que entre en razón. Pero te seguiré buscando hasta que explotes. No te contestaré los mensajes y no atenderé el teléfono si no me da la gana. Te pediré que hagas por mi lo que yo no hago por vos ni por nadie. Me fumaré a solas aquello que guardaste para compatir conmigo. Seré cara rota, cara dura. Impulsiva. Inconsciente. Correré riesgos innecesarios.
Haré de los procedimientos sencillos, procedimientos complicados porque tengo los cables cruzados y escaso sentido común y poco sentido de la ubicación. Contaré aquello que me pediste que no dijera delante de todo el mundo. No tengo registro del otro. Por eso me llevo puestos personas y objetos y tengo moretones y lastimaduras por doquier. Cometeré actos imprudentes pensando que puedo con todo para darme cuenta cuando ya me haya chocado contra la pared del frente y sea muy tarde para volver atrás.
Esperaré que adivines mis estados de ánimo y mis necesidades. Y si no lo hacés, te trataré como a un extraño desconsiderado. Te insultaré y te faltaré el respeto. Diré palabrotas. Eructaré. Y seré mal educada. Cancelaré planes a último momento. No cumpliré con mi palabra. Olvidaré lo que me pediste especialmente que recordara.
Si no puedo dormir, tampoco te dejaré dormir a vos. Te absorveré como una sanguijuela. Seré demandante, querulante y querellante. Nadie mejor que yo para aplicar la justicia y la objetividad desapegada. Me pondré en contra tuyo cuando necesites que te comprenda. Concibo que de esa manera te hago un bien, aunque todos necesitemos de vez en cuando una palmadita en la espalda, un no te preocupes que va a estar todo bien. Te contaré mis sueños cuando me despierte y te quemaré la cabeza con mis preocupaciones. Impondré mi programa de radio preferido a tu rutina. Impondré mi música y mi gusto estético. Impondré desprolijidad pero aportaré mucha energía.
Huiré de los mandatos, de las obligaciones, de las necesidades, de las responsabilidades, de las formalidades. Me evado y me desentiendo con facilidad de lo que me corresponde. Puedo sobrevivir a arroz y agua y sin salir de casa por días. Me bañaré cuando me de la gana. Descuidaré el fuego que puse a cocinar y arruinaré la vajilla, la comida y un potencial buen momento. Si tomo mucho y estoy demasiado efusiva, vomitaré el etílico y necesitaré que me ayudes con un balde y con el enchastre. Al rato estaré como nueva.
Me encerraré en mi hermetismo por algún tiempo hasta que haya dado con la respuesta que estoy buscando. Haré intervenciones provocativas justo donde más te duela si estoy vengativa. Opinaré de todo, hasta de lo que no me corresponde y seré hipócrita y desmedida. Veo y hablo, pero casi no escucho.
Y de este tratado de la deshumanidad que me habita, sólo puedo concluir que de la contradicción vengo y de la contradicción no me abstengo -no lo he logrado aún. Mientras tanto, hombres trabajando.


sábado, 4 de septiembre de 2010

agua permanece de aquel cielo

homenaje a la genialidad poética de la geografía hecha sonido. dedicado a las almas puras sensibles simples sabias. gracias por la inspiración. aquí los llevo conmigo:
diálogo de quenas y zampoñas
el afilador
el minerito
llamita
retumbo de Antigales

viernes, 3 de septiembre de 2010

un pseudo fantástico

W. Kandinsky - the last judgement
raquítico, extasiado en el espacio melancólico que duerme en el infierno, el adivinador concluía que la poesía filosa se lee en vertical línea y une la paradoja del tiempo circundante. qué nos queda, preguntaba la voz que retumba en los huesos del cráneo. nos queda ese cuarto de hora, ese cuarto de hotel, ese cuarto de piedra, en donde el invitado encontró los indicios, indiferentes ante el ojo que no quería ver lo que veía cuando se descorporizó el vapor efusivo y extranguló a la vizca criticona. la forma debía trascender el paradigma de las cuotas del alquiler atrasado. la imitación comía algo diabólico, extrañado de sí. aquel extracto del que se deconstruye un objeto obscuro contracturado por la parafernalia de no decir nada y decir algo al mismo tiempo. una desesperada intención a toda potencia del pivote que hace el grito cuando cae en el abismal desconcierto de la linguistería enmudecida por el corset que la desborda. el vómito radical.

martes, 31 de agosto de 2010

él, qué órfico misterio de la memoria, encarnó tantos argumentos amorosos y jodió tantas vidas

ARTHUR RIMBAUD - UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO
DELIRIOS I: LA VIRGEN LOCA\NECIA

http://es.wikisource.org/wiki/Una_temporada_en_el_Infierno

El esposo infernal

Escuchemos la confesión de un compañero del infierno:

«Oh divino Esposo, mi Señor, no rechacéis la confesión de la más triste de vuestras sirvientas. Estoy perdida. Estoy borracha. Estoy impura. ¡Qué vida!

»¡Perdón, divino Señor, perdón! ¡Ah, perdón! ¡Qué de lágrimas! ¡Y qué de lágrimas espero más tarde, todavía!

»¡Más tarde, conoceré al divino Esposo! Yo nací sometida a El.

-¡El otro puede golpearme ahora!

»¡Ahora, estoy en el fondo del mundo! ¡Oh amigas mías!... no, no sois mis amigas... Jamás delirios ni torturas semejantes ... ¡Es idiota!

»¡Ah! yo sufro, grito. Sufro en verdad. Sin embargo, todo me está permitido, cargada con el desprecio de los más despreciables corazones.

»En fin, hagamos esta confidencia, aunque haya de repetírsela veinte veces más, ¡igualmente sombría, igualmente insignificante!

»Yo soy esclava del Esposo infernal, aquel que perdió a las vírgenes locas. Es precisamente ese demonio. No es un espectro, no es un fantasma. Pero a mí, que he perdido la prudencia, que estoy condenada y muerta para el mundo, ¡no me han de matar! ¡Cómo describíroslo! Ya ni siquiera sé hablar. Estoy de duelo, lloro, tengo miedo. ¡Un poco de frescura, Señor, si lo consentís, si así lo consentís!

»Yo soy viuda ... Era viuda ... por cierto que sí, yo era muy seria antaño, ¡y no nací para convertirme en esqueleto!...

El era casi un niño... Sus delicadezas misteriosas me sedujeron. Olvidé todo mi deber humano para seguirlo. ¡Qué vida! La verdadera vida está ausente. No pertenecemos al mundo. Yo voy adonde él va, no hay qué hacerle. Y a menudo él se encoleriza contra mí, contra mí, una pobre alma. ¡El Demonio! Porque es un Demonio, sabéis, no es un hombre.

»El dice: "Yo no amo a las mujeres. Hay que reinventar el amor, es cosa sabida. Ellas no pueden desear más que una posición segura. Conquistada la posición, corazón y belleza se dejan de lado: sólo queda un frío desdén, alimento del matrimonio hoy por hoy. O bien veo mujeres, con los signos de la felicidad, de las que yo hubiera podido hacer buenas camaradas, devoradas desde el principio por brutos sensibles como fogatas ..."

»Yo lo escucho hacer de la infamia una gloria, de la crueldad un hechizo. "Soy de raza lejana: mis padres eran escandinavos; se perforaban las costillas, se bebían la sangre. Yo me voy a hacer cortaduras por todo el cuerpo, me voy a tatuar, quiero volverme horrible como un mongol: ya verás, aullaré por las calles. Quiero volverme loco de rabia. Jamás me muestres joyas, me arrastraría y me retorcería sobre la alfombra. Mi riqueza, y o la querría toda manchada de sangre. Jamás trabajaré ..."

»Muchas noches, como su demonio se apoderara de mí, nos molíamos a golpes, ¡yo luchaba con él! Por las noches, ebrio a menudo, se embosca en las calles o en las casas, para espantarme mortalmente. "De veras, me van a cortar el pescuezo; va a ser asqueroso". ¡Oh! esos días en que quiere aparecer con aires de crimen.

»A veces habla, en una especie de dialecto enternecido, de la muerte que trae el arrepentimiento, de los desdichados que indudablemente existen, de los trabajos penosos, de las partidas que desgarran el corazón. En los tugurios donde nos emborrachábamos, él lloraba al considerar a los que nos rodeaban, rebaño de la miseria. Levantaba del suelo a los beodos en las calles oscuras. Sentía la piedad de una mala madre por los niños pequeños. Ostentaba gentilezas de niñita de catecismo. Fingía estar enterado de todo, comercio, arte, medicina. ¡Yo lo seguía, no había nada que hacer!

»Veía todo el decorado de que se rodeaba en su imaginación; vestimentas, paños, muebles; yo le prestaba armas, otro rostro. Yo veía todo lo que lo emocionaba, como él hubiera querido crearlo para sí. Cuando me parecía tener el espíritu inerte, lo seguía, yo, en acciones extrañas y complicadas, lejos, buenas o malas: estaba segura de no entrar nunca en su mundo. Junto a su querido cuerpo dormido, cuántas horas nocturnas he velado, preguntándome por qué deseaba tanto evadirse de la realidad. Jamás hombre alguno tuvo ansia semejante. Yo me daba cuenta -sin temer por él- que podía ser un serio peligro para la sociedad. ¿Quizá tiene secretos para transformar !a vida? No, no hace más que buscarlos, me replicaba yo. En fin, su caridad está embrujada y soy su prisionera. Ninguna otra alma tendría suficiente fuerza -¡fuerza de desesperación!- para soportarla, para ser protegida y amada por él. Por lo demás, yo no me lo figuraba con otra alma: uno ve su Ángel, jamás el Ángel ajeno-según creo-. Yo estaba en su alma como en un palacio que se ha abandonado para no ver una persona tan poco noble como nosotros: eso era todo. ¡Ay! dependía de él por completo. ¿Pero qué pretendía él de mi existencia cobarde y opaca? ¡Si bien no me mataba, tampoco me volvía mejor! Tristemente despechada, le dije algunas veces: "Te comprendo". El se encogía de hombros.

»Así, como mi pena se renovara sin cesar, y como me sintiera más extraviada ante mis propios ojos -¡como ante todos los ojos que hubieran querido mirarme, de no haber estado condenada para siempre al olvido de todos!- tenía cada vez más y más hambre de su bondad. Con sus besos y sus abrazos amistosos, yo entraba realmente en un cielo, un sombrío cielo, en el que hubiera querido que me dejaran pobre, sorda, muda, ciega. Ya empezaba a acostumbrarme. Y nos veía a ambos, como a dos niños buenos, libres de pasearse por el Paraíso de la Tristeza. Nos poníamos de acuerdo. Muy emocionados, trabajábamos juntos. Pero después de una penetrante caricia, me decía: "Cuando yo ya no esté, qué extraño te parecerá esto por que has pasado. Cuando ya no tengas mis brazos bajo tu cuello, ni mi corazón para descansar en él, ni esta boca sobre tus ojos. Porque algún día, tendré que irme, muy lejos. Pues es menester que ayude a otros: tal es mi deber. Aunque eso no sea nada apetitoso... alm4a querida..." De inmediato yo me presentía, sin él, presa del vértigo, precipitada en la sombra más tremenda: la muerte. Y le hacía prometer que no me abandonaría. Veinte veces me hizo esa promesa de amante. Era tan frívolo como yo cuando le decía: "Te comprendo".

»Ah, jamás he tenido celos de él. Creo que no ha de abandonarme. ¿Qué haría? No conoce a nadie, jamás trabajará. Quiere vivir sonámbulo. ¿Bastarían su bondad y su caridad para otorgarle derechos en el mundo real? Por momentos, olvido la miseria en que he caído: él me tornará fuerte, viajaremos, cazaremos en los desiertos, dormiremos sobre el empedrado de ciudades desconocidas, sin cuidados, sin penas. O yo me despertaré, y las leyes y, las costumbres habrán cambiado-gracias a su poder mágico-; el mundo, aunque continúe siendo el mismo, me dejará con mis deseos, con mis dichas, con mis indolencias. ¡Oh! me darás la vida de aventuras que existe en los libros para niños, como recompensa, por tanto como he sufrido? Pero él no puede. Yo ignoro su ideal. Me ha dicho que siente nostalgias, esperanzas: eso no debe concernirme. ¿Le habla a Dios?

»Quizá debiera yo dirigirme a Dios. Estoy en lo más profundo del abismo, y ya no sé orar.

»Si él me explicara sus tristezas, ¿las comprendería yo mejor que sus burlas? Me ataca, pasa horas avergonzándome con todo lo que ha podido conmoverme en el mundo; y se indigna si lloro.

»"¿Ves a ese joven elegante que entra en una hermosa y tranquila residencia? Se llama Duval, Dufour, Armando, Mauricio, ¿qué sé yo? Una mujer se ha consagrado a amar a ese malvado idiota: ella ha muerto, y es seguro que ahora es una santa en el cielo. Tú causarás mi muerte, como él causó la muerte de esa mujer. Esa es la suerte que nos toca a nosotros, corazones caritativos..." ¡Ay! había días en que todos los hombres con sus actos parecíanle juguetes de grotescos delirios: y, se reía espantosamente, durante largo rato. Luego, recuperaba sus maneras de joven madre, de hermana querida. ¡Si fuera menos salvaje, estaríamos salvados! Pero también su dulzura es mortal. Yo me le someto. ¡Ah, estoy loca!

»Acaso un día desaparezca maravillosamente; pero es menester que yo sepa si ha de subir a algún cielo, ¡que pueda ver un poco la asunción de mi amiguito!»

¡Vaya una pareja!

él, el mejor de los psicópatas. él, el per verso com pasivo, el que pregona que con el mal hace el bien.


lunes, 30 de agosto de 2010

tiempo errático de palabras perpetuas disueltas


cómo, era para sugerir el procedimiento. hacía alusión a la histriónica frutilla rosa posada en la maceta de caños verdes. las habitaciones de compañía tenían un pasillo a las fuentes de madre selva y cómo no había un portón, se colaba por la puerta encadenada al gris suplicio. no había enredaderas. había plantas marchitas por la demasiada lluvia de la remera fluorescente que había de caricaturizarse con flores de neón. arriba. el cuerpo. el cuarto. la instalación de encendedores sin gas metano líquido. el vampiro muerto como un mormón y pálido le decía que no y que sí que no y que sí y la chica le suspiraba bien cerca para volarle el flechillo, sus facciones deseantes. así el aliento se volvía a empañar. afuera la nieve y la carpa del lobo con cara de chino nacido en holanda. la cargaba en sus brazos por el bosque y venían volando los brujos. pasaba la noche a solas. tejía los escarpines para adultos. la lana era roja: dos ovillos grandes como tambores en tetas. oyó las sirenas en férrea conmovedora lucha, lentas notas del piano en ruso que era trágico y contundente. luego otro avión. y las piezas del hotel en donde los recuerdos de otras almas seguían a sus dueños. se había sedimentado el transfer de tanto contrabandismo. corría riesgo. volver a la máquina para implantarse otra memoria con sedimentos de otras memorias. el pastiche era muy denso. el actor se escurría por las mañanas cuando hay todavía silencio de vigilia. porque era un pueblo de pescadores. el muelle traía a las gaviotas. también, la llorona que digería el canto engullido de niños que no se quisieron lo suficiente. vino el repaso. a rastras traía los restos otros a condensarse en sano equilibrio. había otra instalación en el sueño que era un blister de pastillas conforme a un diván con la manta cubriendo al objeto de esa analización. eligió esa imagen de amiga distante que le dijo un mensaje que se hizo esfumar al despertar con el breve estupor de las mañanas y su mal aliento. estaba cansada del trajín de las semanas que emanaban posibilidades. seguía pasando por la feria por si encontraba algún rostro familiar que reconociera. repetía todos los días ese hábito mental de las calles pero ahora prefería tomarse el colectivo para llegar justo a tiempo para estar tarde. algunas veces, organizaba el kilombo de cada mañana, hacer y deshacer las sábanas. preparar el delantal con los discos y las monedas. tal vez era la bufanda violeta. el talle del culo le quedaba justo al pantalón, casi chorreando sus costados. cuando llegaban las luces que están colgadas de la autopista era momento de tocar la bocina porque iba a interrumpir si tenía un mal día, el verde menta de los semáforos coordinados. sacudía la pandereta, el tic tac del reloj a destiempo. caminaba con el boldo en el mate por esa feria, otro día. sonando, soñaba que resaltaba el primero de esos cuentos que ya extrañaba. cuándo la abandonaría esa pena que tuerce el camino. cuándo. no tenía más palabras que cansancio. le parecía sensato lo que decía la voz de la sala pero no había terminado de corregir los apuntes con las bolsas de cebollas y ajíes mientras cayó y ya leían el párrafo de ese personaje indignados por la interrupción. las voces, que hiciera un pacto. un pacto consigo misma. porqué no terminar de perder las opacadas piedras que la mantenían atada a los materiales pasados. sí. y dejarse caer, finalmente, caer. pensaba entre tiempos que tendría que haberse cuidado del karma, de eso. usar el método de aquella época. sin embargo, esto acontencía más allá de su voluntad. era hablada y sin razón, necesitaba con las herramientas de las que disponía, hacer algo, ni siquiera planteado en términos de propuesta. era su manifestación anquilosada en aquella inconsistencia que para su tranquilidad no cuestionable aún por los teóricos, sólo pura necedad. algunos caminos seguían perpetuando aquel misterio y la desaparición próxima de aquellos lugares que estaban siendo reconstruidos en la ciudad. monstruosos riesgos. tendría que haberse cuidado de su karma. ya no era la misma.

jueves, 26 de agosto de 2010

talk to me, like lovers do

http://www.youtube.com/watch?v=TzFnYcIqj6I

[ibamos caminando hasta berlín y vos me hacías gesto de travesti con plataformas] el colegio quedaba en un bosque o una plaza, había elevaciones y manzanas. los árboles exudaban un olor a podrido primaveral zumo que se hacia gelatina en la vereda. yo trataba de barrer todas las hojas que habían quedado del otoño. estaba mi amiga del internado, mi amiga de los sueños, mi amiga de siempre. hablábamos en el baño, yo no quería caer en ese juego, menos si implicaba hermanos de por medio. me acuerdo que hablábamos del porro que no pegaba tan sonoramente como hubiésesmos querido, pero aún así no me querías convidar. solo querías alguien que esté atrás tuyo, sin importar quien fuera. la historia de siempre. para qué pedir que nos amen si no podemos amar. yo tenía que entregar el plano de un proyecto que iría a cambiar el proyecto del trayecto de los colectivos. los chicos se estaban yendo y ya oscurecía.

miércoles, 25 de agosto de 2010

paisajesalados


QUE ZURCE EL TEJIDO DE LAS MAREAS (VICENTE HUIDOBRO)


borda el borde dobladillo de las orillas

abotona la espuma a las olas

cierra el cierre con las piedras

del tiempo,

erosión amarilla

que va y que vuelve

tiempo infinito el de las huellas en la arena

tiempo que se hunde en la respiración

blanca y azul

de los océanos.

viernes, 20 de agosto de 2010

lo que pasó


lo que pasó, pasaba.

lo que pasó, pasa.

lo que pasó,

la turbulencia que aún me acompaña,

la sombra que no cuidé,

quedó impregnada.

lo que pasó no me recibe.

me inquieta.

me persigue.

y no logro acomodar este tiempo a los pasos que vuelven en la arena.

no pasó. lo que pasó aún me pasa.

los hilos tejidos con las ocho patas,

parejan,

espejan,

la tela en la que aún caigo.

imanes quedaron de su trampa.

hoy quisiera quemarme en lo que pasó.

diluirme en sus pasos
hasta agotar la huella primera.
y que sea al fin,
desierto,
destierro,
memoria ajena.

martes, 17 de agosto de 2010

phantasme

Alguien toca la puerta. No espero a nadie. Decido no atender. Vuelven a insistir con la violencia de la imposición, o sea, violentada, atiendo de mala gana y me adelanto a las palabras del intruso. Sin querer escuchar le grito por el portero: no quiero nada, no espero a nadie. Lárguese y deje de perder mi tiempo y el suyo. Para mi sorpresa escucho una voz que conozco. Que conozco muy bien. Lola, soy yo. Andaba por acá y decidí hacerte una visita. Pasaron años desde la última vez que nos vimos y no consigo olvidarte desde entonces. El corazón me late a mil por hora. Quiere salirse de mi pecho a través de la voz. En lugar de accionar, me quedo helada. Estática. Avergonzada del maltrato gratuito. Es él. Lo sé. Lo estuve esperando por años. Yo tampoco he logrado olvidarlo.

sábado, 14 de agosto de 2010

jueves, 12 de agosto de 2010

huellas en la arena, libros infinitos



http://www.youtube.com/watch?v=S4v-_p5dU34

foto: Cósima en Navarro, "espía"






voy a traducir una canción que amo:





la canción de la lluvia





es el tiempo de la primavera mi amor


la segunda estación que habré de conocer


sos la luz del sol en mi creciendo


tan poco calor sentí antes


no es difícil sentirme resplandeciente
miré el fuego que creció tan escaso





es el verano de mis sonrisas


vuelen de mi cuidadores de la oscuridad


hablame solo con los ojos


es para vos que doy este tono


no es dificil de reconocer


las cosas son claras para todos de tiempo en tiempo






habla habla habla


sentí la frialdad de mi invierno


pensé nunca se iría


maldecí la niebla que se posó en nosotros


pero sé que te amo tanto


pero se que te amo tanto


estas son las estaciones de las emociones y como los vientos suben y caen


es la maravilla de la devoción


veo las antorchas que todos debemos sostener


es el misterio de los cocientes


arriba de todos nosotros un poco de lluvia debe caer


solo un poco de lluvia








Y esta es la original:


led zeppelin


the rain song

tersgiversada por mi voluntad incipiente: imaginen los magos, las épocas de odin y los eslavos célticos, la fauna de hadas y bosques de oscuridad húmeda y fría los castillos y el velo de la edad media de robin hood en donde había una cierta libertad de movimiento en la vida cotidiana porque el trabajo no era la costumbre más adaptada entonces estaba el romanticismo como una metáfora viviente de la naturaleza cercana faunos reyes o monstruos que capturaban niños para comerlos con las frutas rojas laberintos princesas fantasía aquello que abandonamos en los libros de vez en cuanto y lo real visto desde la contemplación traido a tiempo para anclarlo en la ruta del conocimiento es aquello que inscribimos cuando se abrochan las experiencias al cuore e intentaremos repetir una vez más para nuestro cine privado del consuelo. pero lo más fuerte además de ser su melodía perfecta es lo que representa la traducción que hace mi alma cansada cuando es atravesada por esas experiencias no se resigna a acomodarse trocar miel por abeja lo sé y contra esa certeza no hay un convencimiento que deje amargura de resto suspiro. me desconecto. sobre todos nosotros un poco de lluvia, solo un poco de lluvia, deberá caer. a bendecir aquel resplandor vertiginoso de la alegría de estar vivos viviendo.

sábado, 7 de agosto de 2010

inmiscuyos

(foto: Cósima)
¿No tienes enemigos?¿Es que jamás dijiste la verdad o jamás amaste la justicia?
Santiago Ramón y Cajal.
es que la justicia y la verdad estaban peleadas,


Se dice que nuestro enemigo es nuestro mejor maestro, podemos aprender la importancia de la paciencia, el control y la tolerancia, pero no tenemos oportunidad real de practicarla. La verdadera práctica surge al encontrarnos con un enemigo.
Dalai Lama
-claro, pero quien lo aguanta, solo el monje.

Odiad a vuestros enemigos, como si un día debierais amarlos.
Pedro Calderón de la Barca
solo si al despertar hubiera sido un sueño

Si pudiéramos profundizar en la vida íntima de nuestros enemigos, encontraríamos tanta tristeza y sufrimiento que desarmarían cualquier hostilidad nuestra.
Henry Longfellow Wadsworth
no le tengo lástima y eso no me reconforta, después del juego de la bronca, difícil tomarse un recreo de compasión

Triste cosa es no tener amigos, pero más triste debe ser no tener enemigos, porque quien enemigos no tenga, señal de que no tiene: ni talento que haga sombra, ni valor que le teman, ni honra que le murmuren, ni bienes que le codicien, ni cosa buena que le envidien.
Baltasar Gracián
actitud: a mi me rebota y a vos te explota! (el orgullo, eso)

martes, 3 de agosto de 2010

la vida é sueño




There was a time when fear was to surrender. Now the rendez-vouz has became an obsession, most like a spell spreaded all over the blancket. Seeds of one square thought, quarter roots, wrong wood. I did care too much. Now, I don´t care at all. May be I´m frozen polar fire. So don´t try to get much further than this. A fazade. A fake plastic heart. It feels as If get closer to pain, I got used to feel nuthing. I wont change. I´m too old for that. I gave up my dreams. The pills are doing for my brain. The chord of that piano is now a sunday violin played in shyness from upstairs. May be a darker hair, a full stomach and thick ties. I don´t remember, just the instant of sense and everything going on in a dream, cutted like potatoes ready for the oven. The neighbourhood of old buildings, some paper bag flying near the one drive street. And everyday is afternoon. I try to reach the bus but something steps in my way. I prefer the calm see. And then I go back all over again and think, what went wrong? Can somebody answer that phone? I don´t make sense. I´m against it and the more of that twisted force, the more appears to had been living near my pillow. That dream. Because is a dream that opens a possibility. And chains, long chains, and an arena circle, a mirror, a wooden chair, a cage, a voice, sand all over the vynil floor. End of play.




Hubo un tiempo en que el miedo era para vencerse. Ahora, el recuerdo se convierte en obsesión, parecido a un embrujo derramado sobre la alfombra. Semillas de un pensamiento cuadrado, raíces de cuartos, madera equivocada. Importaba demasiado. Ya no importa para nada. Tal vez sea un fuego polar congelado. Así que no trateís de acercaros más que ésto. Una frazada. Un flato corazón de plástico. Cuánto más cerca del dolor, más acostumbraos a sentir nada. No cambiará. Es demasiado viejo. Renunció a sus sueños. Las píldoras están haciendo por su cerebro. La cuerda de aquel piano es ahora violín de domingo tocado tímidamente desde por las escaleras. Tal vez el pelo más oscuro, un estómago lleno y las nalgas duras. No recuerda, sólo el instante del sentido y todo andando en un sueño, cortao como patatas listas para el horno. El vecindario de viejos edificios, alguna bolsa de papel volando cerca de la calle de una sola mano. Y todos los días son por las tardes. Trata de alcanzar el coletivo pero algo se interpone. Prefiere la calma, ver. Después vuelve hacia atrás todo de nuevo y piensa, ¿qué ha pasao? ¿puede alguien atender el maldito teléfono? No da sentido. Está en contra y cuánto más de la fuerza torcida, cuánto más cerca vive de su almohada. Ese sueño, porque abre otra posibilidad. Y cadenas, largas cadenas sonoras, y un círulo de arena, un espejo, una silla de madera, trono del rey desnudo sin cabeza, una jaula, una voz, un cajón, alfileres agitados, arena sobre el piso de vinilo. Fin de la obra.






viernes, 30 de julio de 2010

sapo


Eran metáforas las del cuento. Me había interesado la siguiente idea y exploraba en función de esto. Había encontrado unas alas que miraban el cielo y creían que estaban volando. Me las quise probar por un rato para entender lo que era estar en otro lugar distinto del de siempre. En otro tiempo simultáneo qu eno expliqué, pero quería responder. Falta una parte del tratado. Intácita. Porqué permitirían que la vida fuera sin respuestas de incertidumbre. Sugería eso mi tratado de titanes y gitanos. Amigablemente, me recordaron que sucedía una trama inexplicable. Que rodeara el borde del abismo sugiriendo el vacío de coherencia que conecta muchos vientos atados como barriletes encallados, enlazando muchos mundos. De la llama se dispersan los humos a la galaxia, me dijeron, soplando al oído, susurrarás alientos que encarnados serán una montaña de restos devastados en conjunto conjuro. Pero aún así seguía sin intentar la exploración que tanto me ufanaba de encontrar. Parece la conversación de los inconscientes. Resuenan en partidos opuestos. Cómo encontrar un hilo conductor, una cinta manifiesta. Qué extraña idea. Me sentí un bicho y un loro. Un mal bicho o ave de mal aguero, croando. Después, me sobrevino la idea del párpado de loro resecado en la piel del eczema. Recordé que los reptiles podrían haber reaccionado al enojo implícito. Esas fotos me recordaron la imagen que tanto me azotaba de remordimiento. El recuerdo tenía que quedar en la montaña, elevado a lo que significó el desencuentro. Si tan solo pudiera sacar las expectativas que se montaron al presente... Porqué no proseguir la idea de perfeccionar estilo y creación. Nada asegura que el paso por las letras me acerque más que a intereses revolucionarios. Asegurar la decisíón y cumplir con la promesa realizada hace diez años atrás. La semiótica, la semiología, la filología, la neurolinguística. El sistema. Pero empezando por la cuestión de las máquinas que sorteban tesoros. A ésto, historizar la existencia aseguró que el título se convierta en praxis de la luna esplendorosa de esa noche. El apogeo de las aguas universales.
Encontré el tranquilo trayecto durante la mañana. Tomé un tren hacia la tarde en el mejor lugar que uno puede reencontrársela, el Oeste. Visita del silencio y los pájaros y el pasto y la gente jugando con los perros y bicicletas. Extrañé la tarde en mi tierra horario. Y no quiero ir a donde todos van. En el camino, la pintura desde el trabajo de ese autor y algunas conjeturas particulares. Cuando reencontré la tarde, porque las conexiones son tan complejas. Acompañar es presagiar la dicha. La soledad duerme en camas compartidas. Es una máquina que anda sola porque el invisible dirige la trama y sin embargo, anda sin agente si fuera necesario. Transmitir ese agujero es peligroso e indescifrable. Quedarse atrapado en el traspié de la trama sin conducir a ningún lado los esfuerzos, dispersando la atención de la memoria. No existe. Existió y ya no vuelve. Quedará por siempre. Tentado de consagrarse en su olvido. Lo ha logrado.

miércoles, 28 de julio de 2010

embrujo


soltame
desprendé tu ojo aguja
que desangra, rabioso, lo que falta

sábado, 24 de julio de 2010

minutero

Mochila pesada la del taxista. Cuanto más conoce a la gente más quiere a su gato y a su perro miniatura. A su novia, le toca el pasaje libre del llavero cuandoquierasubítealdpto. Más ganas de esconderse del día de sus vecinos, de vivir la noche entre desconocidos. Se iba para misiones así traía en tren la mochila con la piedra prometida, la paraguayita incondicional de los ramoneros. del neurobotiquín pornógrafo, a la poesía erótica.

viernes, 23 de julio de 2010

letra por letra


La justicia en la china antigua era signo de profunda compasión y entendimiento del próximo: "Camina con mis zapatos un tramo y recién allí, a dónde hayas arribado , sabiamente, juzga mis actos".
En la cima de la montaña había un calzado viejo y roto que guardaba un guardián. Debía quitarse uno, las astillas del camino maltrecho, derramar la sangre que acunaban las espinas, salvar con saliva y savia de corteza noble, las llagas. Y hacer ámbar del dolor. Por último, recorrer las uñas envejecidas por el tiempo y el hastío. Exhalaría uno, el aliento que comienza en el inicio final y prometería su Destino de una puntada al corazón.
era momento de calzar piez y sapatos.
el pez por la boca moría.
Desató ese encantamiento lo que pronunció: el nudo que hacía sugestionar su camino. Le dio apertura al pecho ese acto y desnudó el fantasma -ahora lúmen en la oscuridad-: el hilo y la aguja una aleación de sentido, atma आत्मन् , resolución. Quién suponía de imanes y de electricidad saboreo, suppo, el alimento primordial .
Volaban. Cayeron. Invención.
enlace Borromeo.
Un robo anunciado.
Esas palabras - y no otras- cedieron la cascada. Luego, un arroyo. La conexión de las aguas. El manto de esas aguas puso piedad sobre los cuerpos. Hubo Prudencia. Paños fríos -daños, años- al enojo que desteñían los ojos verdes. Iba la verdad encadenada al calor que enciende los abrazos conjugales. Aliento sobre aliento. Te doy la palabra que me pide tu corazón: gracia, risa divina, conmoción. Voy al salto de la montaña. Caigo al valle del vacío... aladelta... ala alpha betha gamma . . .
Soñaban el futuro de un mundo feliz y recordé el porvenir que prometía un pasado de convivencia.
allá,
la Justicia es a la Letra.

jueves, 15 de julio de 2010

cambio y fuera

¿A qué no sabés del notición que me enteré? Cambio y fuera. A ver esperá que todavía no termino en el baño, estoy cargadísima de cosas, con este frío. Te hago un gesto: no digas nada todavía que hay alguien que está acá presente aunque no lo veas. Sí, en uno de los baños. Esperá. Te distraigo tácitamente: En mi casa tengo arroz para un batallón de personas. Ayer fuimos al cine con las chicas. Salgamos. Permiso. Permiso. Gracias. Ahora a dónde voy. Fui a la cocinita y la cara de la desgracia estaba sola mandando mensajes de texto. Le sigue la conversación a la otra con un poco de ironía. Parece que no le interesara. ¿Así que dormís agarrada de la estufa, o del caloventor? Yo no necesito ayuda de nadie. Si es como si estuviera sola. Qué cara rota. ¿En serio anda diciendo esas cosas por ahí? Fue batalla de grandes egos, dos hermanos que se pelean por un mismo lugar. Como cuando los chicos llorisquean porque el compañerito se les adelantó y querían ir adelante de todo. No tuve la chance de despedirse de los niños de delantal amarillo j de jaula. Ayer lo había intentado. Tal vez alguno habrá escuchado. Le tengo fé a los que son adultos en pequeño. Los demás estaban jugando a ponerse los telgopores en el culo como si fueran tortugas en carrera. Los rompieron todos. Los tuve que tirar a la basura. Se le salió con la suya. En las pulseadas gana quien tiene la voluntad de sostener su postura hasta el final. Aún por momentos no sucumbir al temblequear muscular, superar la instancia dibujativa. Odiar, tanto a los desconocidos ¿no es demasiado? La gente estrecha de miras de solas así de solas se quedan esas personas. Justo que había juntado todas las canciones para la hora de la siesta. Justo que podía bancármelas hasta dando las clases especiales. Justo que ya no tenía más ganas de andar juntando mierda. Ahora tengo más margen de acción, pero no pertenezco a ningún grupo. Qué típico de mi esquema. Paseo primero por el patio. Subo las escaleras. Cubro instantes. Soy la jugadora suplente. Después las viandas, qué sala, qué mesa, qué teacher. Microondas para todos. Tengo tiempo de almorzar a penas a las corridas. Subo con otro grupo. Completo cuadernos. Les pregunto, les converso. Los mando a lavarse los dientes. Cada uno tiene algo que decir, por ejemplo, hoy uno me deja dos figuritas de un albúm de los jugadores que no le interesan. Son los africanos. Quién los conoce, dice. Por eso te los regalo fácil. No sé a dónde fueron a parar. Creo que las perdí por ahí. Luego, empiezo la siguiente recorrida. Espero que dure hasta fin de año y ahí se va a reestructurar todo. Hablo con la señora que me dio la oportunidad de seguir porque sé que me dio la oportunidad de seguir. Sé que entendió. Aunque siempre pensé -hasta el último instante- que las cosas se podían arreglar. Después entendí que no había que darle lugar a la pelea somática, por más bronca que generara la persona que tiene ese mecanismo de generar violencia en los demás, porque la entiendo, porque debe estar pasando por un mal momento, porque fue un capricho, porque al final tenía razón el tipo que la quiso golpear. Pero, ¿ cómo puedo pensar así? No puedo pensar así. Sé que no hay razón para estas cosas. ( al límite que nos llevamos por el rencor...) Si yo trabajé en la Oficina de las mujeres golpeadas. Y de pronto, caí en que me estaban tomando el pelo. Vieron peligro. Se fueron perseguidas. Ya me había contado todo aquello que en la clínica se llama, diagnóstico. Y como si fuera evidente, porque tengo las herramientas y la percepción para esto, me adelantó que no tenía escrúpulos, que tenía problemas con todo el mundo. Inclusive con aquellas personas que eran tan importantes para la persona que amaba profundamente. No podía ponerse a un costado de la situación. Llevaba el conventillo en la sangre. La entiendo, yo también. Como los hipócritas moralistas, los que dan vuelta el escritorio: estamos tan atentos a las cagadas del otro que no reparamos en las nuestras. ¿Y si fuera un error de percepción? ¿Un mero mal entendido?. La cosa es cómo te tomás las cosas, cola de paja. Todo ese autoritarismo hoy en la cocinita se había caído a pique. Es en realidad de débiles lo que parece fortaleza. Está mal. Se le nota. No hay con qué. Gozar de las desgracias ajenas. Provocar actos implacablemente. Hacer hasta lo imposible para sacar al otro del lugar pacífico. Pero si a mi me interesa estar en donde estoy, cuido ese lugar. Supongo que ahora lo que debe estar esperando es poder quedarse embarazada así no tiene más que hacer en la sala. Al lado de su marido. Acostumbrada a que le digan que ella siempre dice la verdad, corrigiendo que se siente en el fondo una gran mentira. Que jamás puede equivocarse. Desorientada y alerta de la psicopateada de la que es partícipe. Crueldad femenina determinante. Será que te vuelve lo que has perdido.

jueves, 8 de julio de 2010

la reconquista

Calles de sofá cama, calles de sillones, calles de somiers, de almohadas y sábanas blancas, telas de algodón. Calles de fantasmas que se agitan en el próximo tropiezo con las manos en alto. Vendrá y serán millones de zoombies en el zoológico. El héroe de juguete y la lengua atragantada de un grito insoportable. La historia de los juguetes que tomarán vida propia. La historia de los márgenes del arroyo La Esperanza. La nanita indigente que arroja una botella al container lleno botellas y explotan otros vidrios después de perder el partido. Papá estaba tomando y sacado. Por suerte se quedó dormido. ¡Pará, no vengás a bardiar acá, che! El paso no simbolizado de una alfabetización que jamás llegó a la abuela que se ocupa de todos, que ella sin los dientes y como un espantapájaros de raquítica la sigue peliando por los más chicos. Que no le gusta que anden en la calle y se junten con los vagos. Que mejor que vengan acá con las carpetas. A ver si ustedes me pueden decir qué pasa porque está imposible. La frustración es un golpe violento con secuelas irreversibles. Los perros tiraron con cebita, acá tengo las marcas, son tres, porque se pudrió todo y empezamos a correr. Pero no corrás, ¿sos tarado? me decía el tío pardo. No corrás porque van a pensar que te mandaste alguna. Pero si yo corría porque venían tirando de lejos, en el basural, donde juntábamos los cartones y metales para llevar a fundir. Venían los trenes donde estaban los compañeros. Yo me puse nerviosa, le pregunté si estaban los de barrios por acá, pero no me sabían decir. Y la piba, la Vero, se levantó loquita, le dije que si quería venir y me dijo a último momento que sí, pero si iba a llegar tarde a cumplir con la cooperativa. Me pusieron la falta. Y la piba no entiende. Ahora tiene dolor de oídos, le puse un algodón. Tenés fiebre. Estás muy abrigada para el calor que hace hoy. Y ella me decía que ella iba a hablar con Norma y le iba a convencer que no me pusieran la falta hoy. Pero no, Vero, no sabés nada. Sos tarada. Pensá antes de hacer las cosas. Me arruinaste el proyecto de la primera mitad del año. Que te enseñe magoya. Mejor que te enseñe el joaqui, que es un luz y tiene sólo diez años. Te dejó tarea. Lo del abecedario y los números. Contar hasta veinte. Y repetir todas las letras. Yo ya me cansé de dejarte tarea, ya sé que te la resuelven tus sobrinos que tienen veinte años menos que vos. Necesito que me hagas esto. Traeme esto otro. Se me perdió el cuaderno. Ya no lo vas a encontrar más. Ya está. Necesito. Necesito. Necesito. Vo me tené que dar todo lo necesito. Vengo en tren. No pago el boleto. Ni de ida y vuelta. Dejo ocho horas acá y termino filtrada pero contenta. Sólo para los viáticos hay uno inscripto. Me llevo la mochila, me visto de varoncito con las bombachas de gaucho y las zapatillas todo terreno y no soporto a los vendedores que gritan en el transcurso de cada estación. No me puedo concentrar.Y estaría bueno hacer una biblioteca porque los libros se están pudriendo en la casilla. Sólo hay estantes para las latas y la leche en polvo. Son para el comedor. Nos turnamos todos los días para darles la copa de leche. La máquina que trajeron para hacer pan nunca se usó. Quedó ahí. Tal vez se la hayan llevado a fundir, porque la última vez no la vi. Estaban los gatos. A uno le falta el ojo. El otro tiene sarna. Los perros se rascaban las bolas. El tucu tenía la naríz partida y se le caían mocos bien verdes. Ya tenía infección. Los otros andaban descalzos cuando empezó el invierno. Había un martillo tirado en la tierra. El pibito estaba practicando y casi era más grande que él. No me metí. ¿Qué le iba a decir? Si tiene madre, y está acostumbrada a que anden así. Iban a venir con los fierros a la noche, porque amenazaron que me iban a comer la casa. No pude pegar un ojo en toda la noche. Con los compañeros organizamos la guardia. Se iban a quedar ahí a esperar al pendejo que ya se había comido tres casas más. Le tiene que quedar claro que conmigo no se jode. Acá no se jode. Se equivocó. En el techo de chapa se sentían los cocos que iban cayendo. Pensamos en usarlos para hacer las cuentas, porque la Vero pedía que le hiciera cuentas. "Nada resuelve lo que falta porque esa falta es parte del protagonista". Cuentas con la velas, de a una, de a tres, de cinco. Cuentas con las cañicas, pero sin jugar de verdi, la metiste, opi. Me gané el ojo del gato. Cuentas con las empanadas. ¿Estarían hechas de gato? Porque me acuerdo que faltaba un gato, pero no íbamos a poder con la resta. A penas podíamos sumar a la fuerza. Y después, a practicar leer. Justo elegimos ese párrafo choto de la Escuela en la Colonia, y los indios y los españoles, y el Cabildo y los mestizos y los mulatos. ¡Qué texto de mierda! Leía, aunque no supiera qué. Leía. Después se copó con los relatos. Otra vez el párrafo, la sangría, la coma, el punto seguido, punto y aparte. Se copó con esto de escribir lo que pensaba, lo que vivía día a día. Tenía que limpiar al arroyo. Inventar que trabajaba con las horquillas sacando el pasto, juntando basura, pintando y barriendo la parroquia, y tomar mate, toda la mañana para aguantar. Por eso le ponía azúcar. Pero estaba el puterío. Que no le gustaba el puterío. Que era libre. Así: soi libre de hablar lo que quiera con quien quiera. No me gusta que me ordenen.

martes, 6 de julio de 2010

órbitas



http://www.youtube.com/watch?v=ahhBBUaC7ko


when words slip away, nothing better than other senses.

jueves, 1 de julio de 2010

sustitución

http://www.youtube.com/watch?v=MBMeGfaY-cA
(Foto: Pau)
Porque ese día venía desprevenida, pensando en quién sabe qué. En la música que había escuchado todas las noches desde que me pidieron aquel tiempo. No. Me acuerdo mejor. Había sido la compañera de trabajo que me había dejado a tres cuadras del departamento. De suerte nomás, ese día había encontrado la chance de volverme en auto con ella por la panamericana. No siempre tenía esa suerte. Pero viajar a contramano nunca fue un problema para mi. Y creo que no pensaba en nada. Veía el cruce del semáforo, la gente que se miraba o se esquivaba a hora pico. Y crucé apurada, caminé apurada. Ví entonces al personaje letárgico vestido de pintor en el kiosco de diarios. Y como no pensé, le toqué la espalda. ¿Qué hacés por acá? -El desmesurado amor que le tenía, eso fue lo que me tomó desprevenida-. Era Marzo. Había pasado más de medio año de aquella brutal despedida. Yo tenía pensado irme directo a la estación de trenes, pero decidí encarar para el subte para terminar de una buena vez por todas con aquella historia de mierda. Y ese viernes, finalizó todo tal como deseaba y temía, en taxi bajo la tormenta a la estación de tren y del tren de vuelta a mi casa, por entonces lejos de la ciudad. Todo el viaje desconsolada; no me importaba nada, sola agitada desgarrada y aliviada, todo junto a la vez. Y esos seis meses tendrían que haberme servido de escarmiento para evitar tocarle la espalda aquella tarde desprevenida. Pero en su lugar, decidí invitarle a tomar un café. Y del café a la plaza. Y en la plaza el porro. Y del porro a la clase. Por unas semanas nos veíamos en secreto, porque me daba verguenza de mi misma aceptar la recaida en esa antigua pasión. En la misma plaza, le puse fin a las otras andanzas y me metí de lleno en la pesadilla otra vez. Esta vez sólo quería venganza. Hacerle pasar el mismo infierno que había vivido a su lado. Y así lo hice, Kali. De comienzo a final. Le odiaba tanto que me hizo trampa el destino y quedé atrapada. Perdí otra vez todo, menos su maldita compañía. Esa era la constante de la relación: Todo y Nada. Tardé tiempo en verlo cómo realmente era: un patético ser, mi patético espejo. Kali, vos sabés de esto: la proyección de la gran sombra; el gran enemigo es el gran maestro. Cada cual y su estigma de acceso a los umbrales de la sabiduría. Y si eso no fue suficiente, volví a buscarle más tarde, después de haberlo dejado en banda cuando su madre se metió en la historia: lo siniestro de la escena fantasmática había sido develado. Sí. Aquella noche en la sala de emergencias psiquiátricas haciéndose pasar por loco, con episodio histérico, mudo, mimetizando la parafernalia de escribir lo que no podía decir. Ni el psiquiatra de turno le creyó. Pero la madre sí. Ella quería verlo en ese lugar de necesidad para nunca dejarlo ir. En esa escena, tres son multitud, Kali. La última vez que volví era ya para tomar la decisión y hacerme cargo. Siempre me creí el papel de la víctima, Kali; la pantalla que justificaba despotricar la insensatez rábica, pero algo comenzaba a cambiar. Empecé a crecer y eso lo puso muy celoso porque ya no lo necesitaba como antes. Le contaba cómo me iba y lo único que hacía era tirar mis planes abajo. Y lo volví a traicionar una y otra vez, hasta que ya no me importó más y dejé de llamar. Kali, era yo la que buscaba el infierno y la destrucción, recién ahora lo acepto. Mucho tiempo después, cuando pude volver a confiar, entendí que el amor no es patética locura.




martes, 29 de junio de 2010

concupiscencia

acá, al confesionario, vengo a ver si se me aplaca la retina de tanto sueño que el colectivo adormece como una cuna popular. flotar por la sal del mar blanco, que no sumerge los cuerpos, andar en barco por aguas verdes papiros fango y mezquitas niños violinistas fabricando instrumentos por centavos de dólar con hilos y maderas niños tirando de la ropa de los turistas apartados monumentos sobre monumentos cruces sobre faraones y faraones encriptados en catacumbas escaleras estrechísimas subiendo y olor a meo en ramsés II frío oscuro y el barco otra vez la cabina y la descompostura en los aeropuertos por la fruta los higos los pepinillos las túnicas gente lavando sus pies en las calles dejando sus zapatos en las puertas del templo rezando orando en las alfombras y los mercados regatear las flores de amapola rojas como papeles en el campo empinado por donde pasan las cabras tintineando otro mar otro idioma las turquezas los bordados las telas coloreadas los museos interminables de colecciones prehistóricas las ruinas de algún anfiteatro otra vez flores y cardos que crecen en climas secos mediterráneos la prisión de sócrates las fiestas en las calles por las noches golpeandose unos a otros pidiendo los collares de mardi grass el blues de los negros del mississippi de mark twain el sonoro barco por aguas marrones y pantanos lluvias atroces cayendo afuera un café para levantar el ánimo mientras suena el contrabajo y el piano en la galería piazza navona las monedas los deseos en la fuente cena en lo de amigos en un vecindario de putas cerca del vaticano san pedro y sus techos de oro la piedad que sostiene a miguel ángel el monte de los olivos y la muralla de piedras más allá de jesús iglesias cristianas primitivas circulares velas encendidas murales de santos haciendo gestos de victoria siganmé por aquí papel higiénico celeste y no blanco un diario de viajes colecciono souvenires las flores secadas entre páginas perdiendo el tinte entre palabras el ticket del tren hasta venecia bailes árabes lectura en la borra del café de pamuk princess la nieve y casitas hechas en las montañas apenas agujeros y ciudades amuralladas baños turcos invasiones otomanas la cabeza que le quitó salomé a san juan y el pelo de mahoma avalancha del korán repitiendo la meca donde queda la mecansé de caminar todas las ciudades siempre fui siempre seré profeta de otras tierras, peregrina incansable en ésta.

sábado, 26 de junio de 2010

wisdom of the genialogía.

cuántas veces tomaste el camino equivocada apresurada dejaste una letra sin pasar, tosiste en el ángulo de la vertiente siniestra y sopesaste aquellos mistakes con el sake de la vida. acá esperada detenida con la normalidad vigente que te acondionó el quehacer a cumplir tus obligaciones pensando en mamá en papá en la abuelita o en la cerveza que se te vino a las cervicales de repente agitaste el vaso con espuma y dijiste alguna taradez tartamuda. cuántas veces te quedaste muda y titubeaste insegura cuando sentenciaste la orden del aula y se te quedaron mirando y riendo por la incoherencia cuántas veces te acostaste muerta y despertaste más muerta para no salir de la cama con esos pensamientos girando como los derviches danzantes en tu cabeza que se persigue por la titularidad del rol de acompañante o el que se quedó en el banco de suplentes y no implementó su tarea decente. y vino de pronto a sacudirte un pie el órgano maldito que si estás haciendo tu camino y tu camino te conduce a los caminos de barro y el barrio donde suena la música que no acompaña la lluvia porque se acepta así de ingenua a librarte de las artimañas que te mantuvieron presa en la placa colgada de la pared. hoy se encontraron aquellos dos que tenían veintidos gatos ella veintipico de perros él casi sin esperarse se miraban en la estación de tren que los conducía a san martín a vivir cerca de la casa del otro y te fuiste con ellos sólo para observarte y recordar otra vez desde la esquina agazapada leyendo los libros de la vida y con tanto miedo y tanta ira que no iría a quebrantar la necesidad de una seguridad que a fines y a cuentas es ficticia, cuánto hubieras querido viajar por egipto y los mares muertos. y acá seguís punteando las parafrases de tu vida en paralelo.

(foto: my sister, cósima)

jueves, 24 de junio de 2010

pluscuamperfecto

Hay que curtirse, cuartear la piel de experiencias, respirar todo el oxígeno que haya, y soplarle al pasado una bendición. Que te vaya bonito, amigo del alma. Cuánto te extraño. Cuánto me hacés falta. No necesito contarte lo malo que fue el camino recorrido, ni llenarte de problemas que no son los tuyos. Estoy acá, para contemplarte. Quiero verte crecer. Y volar lo lejos que te lleve tu destino. La vida no es como el juego de la silla. No hay un solo lugar para cada dos. Los lugares rotan y permanecen. Hay lugar para todos. Cuando vienen los hermanos, aprendemos cuánto nos une la vida. Quizás lo más difícil es dejarnos en paz, entendernos, posponer la urgencia del egoísmo para estar para quienes nos necesitan. Y saber escuchar y callar y hablar a tiempo. Quiero que puedas contar conmigo, que exista esa confianza incondicional de los que se quieren a pesar de todo. Si las monedas cayeron así, o tocaron estas cartas para jugar, qué mejor que dejarnos guiar. Que los que se dicen enemigos sean nuestros maestros. Y cuando hallamos entendido la ficha, que pasen de largo y hallan aprendido también de nosotros. Cuánta energía perdida en la tensión. Cuánto tiempo perdido en remordimientos. Estoy agotada. Y gotas caen al paso.

miércoles, 23 de junio de 2010

pero andá a cagar!

hay que esconder la caca, flush the toilet, para cuando llegue la mina. pero es la seño la que tiene olor a pedo. cuánto antes, cuánto antes. se ríen de la voz, será que la quieren para ellas. son crueles estas yeguas. y tan infantiles como esconderte la cucharita y el vaso, cambiarte de lugar las cosas, desautorizarte frente a las autoridades y hacer correr el telepasillo de la telenovela que se están perdiendo por infelices. y quieren guerra porque no tienen dónde poner la bronca que las deja desarmadas. pero que se pongan de acuerdo, carajo. mejor dicho, si la indiferencia mata la guerra, que mueran por cobardes.

jueves, 17 de junio de 2010

pax, non padecere

hoy tuve instantes de eternidad. la eternidad es simple. un tiempo-espacio de viento que sacude las hojas secas de un árbol en la estación de tren como cascabeles cascabeles cascabeles. y sólo eso. no pensar. un clase afónica y afortunada lección de los ojos que se abren cuando entienden y eso, sólo eso, placer máximo. pensar en pensar. la eternidad como cuando un jugador hace su juego y está en control paciente de lo que está haciendo. hacer sin cansancio. hacer atento. haber nacido para algo y reencontrarse haciendo aquello para lo cual nació. fuerte y determinante presencia. si viera lo invisible vería las conexiones de todo aquello que acontece. contemplar la templanza. mezclando los elementos del alquimista en proceso de creación. el proceso lleva tiempo. la conciencia es verse desde afuera, a veces, tomarse tiempo de reflexión. la paciencia como antídoto de la reacción. bajar las defensas. desarmarse de la guerra próxima, de la frecuente guerra.

martes, 15 de junio de 2010

intento crónico interrumpido

Erminia Castratis de Perifondo tenía las uñas largas y filosas como las de una gata peleadora. Todos los santos días, se las limaba rasguñando caprichosamente un trozo de tronco que había juntado una vez que los muchachos del macrilismo se empeñaban en cortar los añosos árboles del barrio. La vieron aparecer por sorpresa, agazapada entre los juegos de la plaza y su osadía no se vió intimidada por el sonido absurdo de las sierras que funcionan a nafta. Se olía a metros. Se escuchaba a cuadras. La señora pegó un salto y se afanó el pedazo. No intentaron impedírselo. Parecía una vieja loca de esas viejas locas que parecen también viejas peligrosas. Se la podrían imaginar cometiendo estragos con la motosierra, practicando la cirugía carnicera de su buen marido, el médico del barrio, el Sr. Apolinario Perifondo. No por nada su apellido signo de un destino.
Erminia además de afilarse las uñas todos los santos días, tenía la costumbre de sorber formol como desayuno. Esa era la explicación para su buena conservación, suponía la almacenera y el portero de al lado que solían observar casi todos sus movimientos cotidianos. Los que suceden puertas afuera y por descuido, los que suceden puertas adentro cuando olvidaba cerrar las cortinas y las persianas.