viernes, 29 de octubre de 2010

berenjenal


Adivino que me perdí el tren. Resigné el interrogante a la certeza estabilizadora. Suspiro de aquel tedio que alguna vez me convidaste. El aliento de aquellas voces que son los guías que me dictan lo que escriba. No consigo cambiar de idea porque esa idea está sustentada en una sensación de certeza tan realista que es a lo que me aferro cuando desvarío. Es corporal y lo corporal viene enfermando de moquillo y tristeza marchita. Aquello que alguna vez brillaba, la promesa gris que portan los indigentes. Llegué a una conclusión después de delirar el tiempo que me dejó tirada. Lo que pasó sirve para reafirmar las pruebas de lo próximo.
La conmoción primero es dolor y luego, liberación.

No hay comentarios.: