lunes, 25 de octubre de 2010

arte marcial

Yo amo a Matashoshi. Matashoshi me ama.
Matashoshi se abraza a mi cintura todas las tardes con tanta intensidad que, a veces, hasta me quita el aire.
Matashoshi es muy protector. Protege a Tomy, la pulga (Yo los llamo pulga y pulgón, sólo para molestarles un poco) Protege la justicia. Siempre que ve una escena que a él le resulta injusta, interviene. A veces de un modo un poco brusco: un golpe seco, una mordida precisa.
Matashoshi construye casas con sillas demasiado cerca de mi escritorio. Creo yo, para dejarme encerrada allí, demasiado cerca suyo.
Matashoshi me observa, casi no habla. Prefiere la cercanía física a la palabra. Yo no puedo retarlo, lo comprendo pues yo amo a Matashoshi.
Matashoshi es muy inquieto. Atraviesa el salón con coreografías extrañas. No puede quedarse sentado por mucho tiempo.