sábado, 4 de junio de 2011

sopa y ensalada

el mago diez tuvo ataques de pánico después de que aquella bombachita rosa se le cruzara en el camino. la mina era casada y tenía dos hijos. una nena y un varón. vivían por zona norte y se tomaba todos los días el tren con la bicicleta a cuestas. la mina se la rebancaba. y también, era medio putonga. le gustaba mucho la porong...
se conocieron en una oficina plagada de ingenieros de todos los tipos, colores y tamaños. la recepcionista los cachó una vez que vinieron los dos bañaditos y a la misma hora.
- qué coincidencia. venían juntos?
lo más repulsivo de toda la situación es que para la mudanza de la oficina a zona norte, cerca de alguna fecha patria, la minita que vivía en la zona de la mudanza, ofreció su casa. aunque tal vez, el marido ofreció
- por qué no se vienen a comer a casa con todos tus compañeros de laburo? digo, así nos conocemos...
- y sí. estaría bueno. así se conocen. además, de paso le hacemos la despedida a la minita que echaron de la ofi.
y entonces organizaron la despedida de la minita que habían echado de la oficina a la cual unos cuantos ingenieros le tenían unas ganas terribles. el mago diez, incluido, que tenía que encontrarse un paracaídas para esconderse del macho alfa, al cual también le cabieron algunas de las compañeritas que trajo de invitación su mujer, la misma que se había curtido a algunos de sus compañeritos pero no justo al que no iba a venir pero la mensajeaba algunos días mientras estaba en la oficina.
- esto es puterío, como toda oficina.
reflexionó indignada, la minita que habían echado, cuando sorprendida por mago diez, se coló en el auto para que la acercaran al departamento de su asunto escabroso en el barrio de once. su asunto escabroso la estaba esperando en el monoambiente que compartían algunas noches. mientras iban en el auto, mago diez y la minita echada, se tiraron algunas palabras difíciles y audaces, jugando a la tentación, a la tendencia a ceder a los inescrupulosos instintos infiltrados, y si dinamita había de sobra entre éstos dos, química también. la minita echada le confesó en una de esas pausas tensas, que últimamente, estaba haciendo cualquiera. ésto, en respuesta a la iniciativa que le había jugado el mago que amagó diez veces diez. y a una cuadra del depto del apto, frenó frente a la puerta del telo aries de luces naranjas flúo, al lado de la estación de servicio las 24 hs., y se la tranzó.
- qué hacés, boludo?
- qué, no te gusta?
- sí, pero es cualquiera. yo te dije que últimamente estaba en cualquiera, pero, pará. bajá un cambio. che, está. basta. chau.
- chau, histérica. careta.
- chau, repelotudo.
y se bajó del auto de un portazo fuerte por los nervios, no por otra cosa. buscó chicle en la carterita, apretó 2d y se acomodó el pelo y la solapa del sobretodo rojo. su asunto escabroso ya había bajado para abrirle y cuando la vió, le comió la boca de un mordisco.
- mmm... qué recibimiento
-te hiciste algo? estás muy linda.
la minita echada le sonrío con malicia y respondió mordiéndole el labio superior.
- mmm qué rica que estás, hoy sabés muy bien.
- seee. hoy sé.

"por eso mo ve te, si ya estás, en el cielo. mo ve te, si ya estás, en el suelo"