jueves, 3 de junio de 2010

rayos X y centella asiática

Ya me lo imaginé. Completé el restante con la imaginación neptuniana que une hilos oceánicos para darle contenido de fantasía a los hijos del inconsciente. Me bastaron dos o tres datos para responsabilizarlo al agente de la situación acontecida. Todo fue producto de una casualidad, sabiendo que éstas no existen por naturaleza, sino que son hijas del proceso infinito de acto y consecuencia.
Vendrían desprevenidos, quizás habría sido un buen día, de sol, de melodías preferidas por azar sonando en los auriculares, tarareando bajito para hacer más soportable el viaje de las sardinas en hora pico. Ya había pasado suficiente tiempo como para olvidar lo que había que recordar en el preciso momento de reencuentro. Pensé en la rueda de la fortuna. El ímpetu de su giro trayendo lo bueno y lo malo todo junto, implicando universos compartidos paralelos y no tal vez intereses a convenir con la suerte. Así las deudas vienen a tiempo futuro. En tiempo a ser cobradas. No importa el soborno de la conciencia. Fue un deseo tirado así nomás, como las monedas cara o seca. Fue impactante porque en esos momentos que al principio habrían sido complicados, hoy ya sanando las heridas de la soledad de lo que no salió tal como esperaríamos.
Ella, claro, astonishing like a movie star. Brillosa y brillante. Como se transforman las miradas de las personas cuando superaron alguna crisis desestabilizante, resurgiendo con todo el poder y magnetismo de lo no buscado. Con esa fuerza del espíritu que se reinventa otra vez para acercarse de algún modo a aquello que fue promesa. Un amigo muy querido que ahora no puedo encontrar ni en mis sueños me lo dijo una vez cuando me lo encontré en el colectivo yendo para San Miguel, luego de esa primera ruptura. El estaba con su sobrinita. No le caí muy bien a su sobrinita que estaba vestida para ir al jardín de infantes. Mi amigo que tiene ojos de santo me dijo, brillas como si el dolor te hubiese purificado. Sí. Tal cual. El dolor purifica. El sacrificio de la pérdida, de la elección a conciencia de un cambio, saca a relucir lo mejor de nuestras esencias, mientras va puliendo sus asperezas. Colores. Llevaría colores furiosos y muy femeninos. Se destacaría de la multitud. El destino le tendría preparada una nueva oportunidad, sin haberla si quiera imaginado, pero habiendo hecho el trabajo forzozo de la recuperación. Por su sacrificio, la ofrenda oportuna. Habiendo caminado la misma senda o tal vez habiendo pensado que ese día se desdibujaría un poco su rutina. Quizás salió justo a tiempo pero más temprano que lo habitual. O quizás se encontró con alguien y se hizo justo tarde justo a tiempo. O quizás perdió el anterior vagón pero estarían ubicados en la misma pendiente de acontecimiento. De pronto sorpresa. Llamó su atención como nunca antes. Y se preguntó, ¿cómo no me fijé antes en ella? Bueno, el antes que no fue, es la oportunidad de ahora que sea. Sí. La danza de la seducción imantada. Los buenos aromas, las buenas impresiones, la luz dandole perspectiva de un sueño perfecto de cinemateca, tantas noches tantas tardes empollando su historia en soledad. Ahora también sería su momento. Entre esa complicidad de las llamas que fueron alguna vez chispa siguieron hacia algún lugar en común y tuvieron ese tiempo para intercambiar teléfonos o mensajes. En los días que siguieron de la sorpresa la cuestión se puso más intensa. Alguno de los dos tomó la iniciativa. El otro aceptó, de hecho propuso una salida alternativa. Lo que te alimenta la libertad, son las luces de lugares de experiencias previas pero de nuevo transitadas con otros, a la aventura. Allí vamos. Y fueron. A tomar unas copas a algún lugar novedoso para alguno de los dos, conocido por el otro de los dos. Y allí bueno, después del alcohol, de la energía sexual que corría entre conversaciones como si hablaran el mismo idioma, se dejaron llevar el uno al otro para sacarse las ganas. Y la pasaron genial. Y ese es sólo el comienzo de una nueva historia que tiene mucho de aprendizaje mutuo. La excitación de lo nuevo. Y el reciclaje de lo viejo. Urano te va a poner en situaciones de amor libre. Júpiter te va a dar la satisfacción de sentirte como hace mucho tiempo no te sentías, inflamado de alegría. Con ganas de intentarlo de nuevo. Total, ¿quién nos quita lo bailado?. En lo que a mi respecta, que me parta un rayo! Se liveraron las dudas. Que cada uno atienda su juego.

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