domingo, 27 de febrero de 2011

rehab de cambalache o alicia


música que es tango, a hora precisa, me anuncia a alicia.
alicia vivía en algún lugar que ahora no recuerdo. solía sentarse en su sillón descalza cual gato enrollado. pretendía, hacía, enhebrar los hechos perdidos; las lanas de aquel tejido espartano. tenía la mala? costumbre de dejarse llevar por las circunstancias cálidas y frías, como rama suelta en un arroyo. pensaba quizás así, hallar el vaivén de la corriente que de habitual ya no era sorpresa. volver a hilar para dejar en claro. en claro y en forma a su corazón, fiel a tomar las decisiones necesarias en pos de la quietud de olvidarse de si misma.
el tiempo había premiado y ya apremiaba. ambos juegos simultáneos de la realidad la ubicaban un poco mejor en perspectiva. pero la que no se ubicaba todavía era alicia.
alicia la de la frente marchita, como le decían los orangutanes tira-bananas. pero qué falta de cortesía, sentía alicia. desorientada por los modern times como estaba, no se daba cuenta - semblante de pobrecita pero ninguna estúpida- de que las caretas todavían se usaban. sin desmerecer a nadie, simplemente desmereciéndose a sí misma. sólo quería subir. elevarse. evolucionar. transformarse. remontar vuelo. quería algo nuevo y sin embargo, eso quedaba lejos aún y todavía.
impacientada alicia, no temblaba cuando era momento de plantearse las cosas que "realmente" le acontecían. cansada de dibujarla como estaba alicia, los hechos no se resolvían en instantes de fuga artificial. necesitaba más herramientas. ya era artesana de su labor, no anónima expectadora.
por las noches cuando se concentraba, hacía contacto y se sostenía, se realizaba de la necesariedad contingente de corregir la marcha a tiempo. prudencia le había enseñado el tiempo a alicia. y a una cosa por vez.
primero, sufrir, después amar, después partir, para luego poder andar sin pensamientos. guiño a alicia que todavía pretende calarla a tiempo.
si es que se sentía bien, bastaba sólo con acomodarse al destino e ir como en puntas de pie. alicia no era ninguna trepadora. sólo tramposa por bailarina. ágil, por momentos. despiadada y mental. exagerada. descaradamente mentira. porque se le notaba al toque lo que le sucedía a alicia. de pronto algo cambiaba de gesto y vos tratando de adivinar qué había delante de eso. silencio en palabras. pero un reflejo, amor. sólo un reflejo, punzante como ojos de tigre.
la malicia de alicia no tenía límites para plantearse. imaginaria acechaba, especialmente, por las madrugadas cuando era vampiro y muerte al mismo tiempo que bendición y enfermera de dos. somera herramienta del capricho mental. por eso alicia tenía que afinarse regularmente.
empatía por alicia. a quién no se le cruzan los cables cuando está soñado despierto. las contradicciones son masas de distintos colores que se aglutinan en un ser que la está remando en el río. los espejos de clarice, la verdad última -el it- el hueso de lo real, la radiografía del vacío. lo que proyecta los hazes de espectros palabras. su capricho mental.
la vida no era un idilio en lo de alicia, pero solía parecerse a eso de vez en cuando. intención acorde a las circunstancias y atención por el ambiente y por el semejante. atracción fatal alguna que otra de sus noches. otras -la mayoría- un intento despiadado por desmantelar el nivel de la realidad en su dimensión presente, eso que tanto enigmaba a alicia.
presentía los abrazos cuando eran corazón y también, cuando eran coraza: producto del sinsentido de la circunstancia de pasar un rato acompañados. no se mientan más. sale caro entregar la libertad a cambio de las sobras del día. es estafarse a voluntad.
gentil alicia, lo dejaba pasar por superfluo y complejo. no se controlan todas las variables; a veces algunas se pueden sintonizar mejor que otras. lo importante permanece, eso ya lo sabía alicia. y lo otro es movimiento. quería aprender esto último, alicia.

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