miércoles, 13 de agosto de 2008

raptus


una de cal
una de arena
una de mármol
una estatua de sal
en el mar muerto.

Citando a mis queridos cafeteros, para estos momentos es importante:

amor, dulzura, fuerza, coraje.
cuatro puntos cardinales con los que navegar.
"y cuando se pierde, porque siente miedo, olvida el pasado, no piensa en futuro y eso es suficiente"
"no envidia a nadie, no ambiciona nada, no debe obediencia a ninguno"
" por calles y ciudades, sin saber de nombres, nunca está perdido, siempre está ubicado, dónde está, se encuentra"

Cuando se trata de decir Hola Adios, tomemonos de la mano, soltémonos, aliviémonos. No se trata de que los monos salten, ni de que los monos se alivien. Se trata de algo muy sencillo, pero que es de difícil digestión. Una de las cosas más difíciles para el ser humano, saber de la muerte. Qué es la muerte, el fìn, el adiós, (el apocalipsis para los más dramáticos). Que es el fin sino un comienzo, qué es la muerte sin la vida, que es el adios sin el hola. Si no tuvierámos memoria, sino tuviéramos identidad, no sería tan traumático entender que es el curso latiente del universo, una constante inspiración y expiración. Un constante volver a comenzar. Cuando extrañamos, volvemos al pasado añorado, y nos perdemos del presente acontecer. Es el par ausencia-presencia. Ausencia en la realidad inmediata, haciéndola presente con el recuerdo-memoria. Y ese recurso memorístico tiene una función de orden de nuestra identidad, que se construye con la norma histórica habitual de cada quien. Por eso una de las cosas que hacen a un sabio, sabio, es el aprendizaje de la transición. El aprendizaje de dejar ir, de soltar el apego (que también es un recurso memorístico que iguala ser y tener) En tanto no nos identificamos con lo que fuimos, somos. En tanto no nos evadimos proyectando futuras películas, también somos. Y es otra vez el par serestar. Ser estrella. Ser sol. Ser luz. Ser cosmos. Es estar despiertos, estar atentos, estar conectados. Los reflejos se hacen más eficaces. Y lo que hacemos, lo hacemos mejor. El recurso de la fuga es un vicio humano de los más difìciles de erradicar. Hay que soportar la lucidez de ver la realidad. No todo es pan y rosas. Pero aún así no somos víctimas de las circunstancias porque tenemos un contrato de parcial libre albedrío, con el cual arreglarnoslá aún cuando nos las tenemos que ver con aquellos miedos y fantasmas que habitan en nuestra imaginación. Por eso cuestionar aquello dado también es una herramienta, para no creernos la película de terror, el thriller, la comedia romántica o el drama. Claro, nadie dijo que era fácil, pero es preferible así. Nos volvemos más fuertes, nos preparamos para vivir de una mejor manera. Para lidiar con nosotros mismos y con los otros, incluyendo aquellos otros que hemos incorporado como esas voces del teatro mental que sugestionan el clima particular de cada vivencia. Y nos entrenamos para elegir mejor. Hay secuelas, siempre hay secuelas en tanto hay vivencias que nos toman por sorpresa, en tanto se presentifican algunas de nuestras pesadillas. Pero aún así nos toca una participación, de aquello que pensamos, aquello que condiciona a la vez nuestro sentir y nuestro accionar próximo. Por eso una de las intervenciones para el cambio es en aquellos hábitos mentales, emocionales, actitudinales. Una vez aprendimos a lidiar con algo que sucedió de determinada manera, se asoció a ello pensamiento, una emoción y eso condujo a una acción. Eso en tanto repetimos, se va grabando, como se graba la memoria y los circuitos de identidad que se forma con hábitos. Los hábitos fijan. Y los circuitos facilitados se vuelven eficientes, porque si no tendríamos que estar aprendiendo y recordando todo el tiempo. El circuito automático de aquello que nos daña se puede intervenir. Se debe observar y esa observación de ojo tercero, no ya protagonista, sino testigo desidentificado (porque las emociones son identificaciones de las más difíciles de erradicar) entiende algo mejor, desde otro lugar. Como cuando otro nos dice su opinión sobre algo muy nuestro que no estamos viendo ni entendiendo. Luego de observar, de entender alineando razón y corazón, buscando tal vez algún orígen pero fundamentalmente enfocados en el aquí y ahora, desde ese entendimiento podemos operar el cambio. La próxima vez, si estamos despiertos, atentos, sabremos introducir la novedad y eso generará otros resultados. Alternativas más adecuadas.
Puede resultar muy frío todo este análisis, pero es mi recurso para lidiar con aquellas cosas que me duelen y para tener fé en el cambio. Parafraseando a Spinetta, ningún tiempo pasado fue mejor. Y de refranes y esas yerbas, lo mejor está aún por venir. Pero nada mejor que el presente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

.................. (el silencio, consecuencia de la atrapante revelación y el despertar de mis sentidos)

PLAC PLAC PLAC!!! (aplausos nuevamente)

TAC TAC TAC!! (mis zapatos golpeteando por mis saltos de alegría)

CHIN! CHIN! (brindis, por este "raptus")

.................. (el silencio nuevamente, reflexión (accíon de reflejar), una ficha cayó. El mensaje se encarnó)

CHIM PUM! (me fuí) :D