sábado, 23 de julio de 2011

liniers-retiro

el pato era un pibe que me encantada de pendeja. estábamos en segundo año y usábamos el uniforme de las polleritas escocesas y de los pantalones grises porque era mixto y laico. y de un solo turno. sí. había chetos chetos y chetos de otras cualidades. pero chetos, al fin y al cabo, era un privado.
el pato era repetidor de segundo y venía a nuestra escuela, pero era de hurlingham. de las familias irlandeces y católicos. tenía esos ojos de ese verde tan especial que es el del gringo campesino. y para colmo medio achinaditos, de onda grunge de los de verdad cuando vivía nirvana, no de los caretas. le gustaba sumo, las pelotas, y hurlingham, claro. leía anna karenina a los quince años. se decía comunista. y a mi me encantaba. lo sentía extranjero a los aires del bellavistensis comunis y quería conoceris.
el pato me flechó de una y sin peros. yo justo salía del aula y salía al pasillo cuando entraba el que la directora presentó como "chico nuevo" que iba a ser nuestro compañero hasta quinto año de la secundaria. quinto lo dí libre en el extranjero. segundo, fue mi primer beso y la revolución industrial. y tengo el honor de decir que fue culpa del pato. tercero la agonía de pensar una y otra vez la respuesta
- me da lo mismo.
cuarto, la mudanza a san martín y música en bicicleta. quinto, otra mudanza, esta vez, tejas.
el pato después me contaron porque no lo ví nunca más, se hizo vegetariano, tuvo un romance platónico con el elías, cultivó maría en la quintita de la quinta isabel la católica mientras honró a bob marley con la redemption song. hasta que decidió irse a vivir a san martin de los andes para trabajar en una librería. Por el medio pasó por la de filosofía y se tuvo que poner algún traje durante algún tiempo, pero no tardó demasiado en decidir que era momento de irse, a buscar otra suerte o quien sabe qué, a otra parte.