jueves, 18 de septiembre de 2008

vacayendo


dadas vueltas
jugados dados
cartas marcadas
que regresan
a la procesión.

como toda marcha que se inicia para transitar la memoria simbólica de la historia, ada camina lo que una vez ya pasó, y dos y tres, lo que recuerda, lo que quedó dicho, lo que descansará de aquí en más, lo que se manifestó hoy del pasado. anota la fecha en el anuario. en procesión, en proceso, anota los excesos y luego toma aquel tiempo para cancelarlos, o mejor dicho, sino se puede borrar con el codo lo que se escribe con la mano, para revivirlos con los pasos que la conducen hasta allí, una vez más, son las palabras las que condicionan la espera.
pegó la patada que pateó el tablero, liberó el bloqueo que anidaba en sus músculos memorizando historias de emociones. liberó de una caída otras caídas. planificó la ansiedad. beligeró la angustia. dosificó la frustración y aunque recibió compliments por los avances adversos, diversificó las culpas. remojó los cristales a la luna y al sol, sus ofrendas. retrató en amarillos, naranjas, rojos y azules, un baño de energías sutiles que se apreciaban a distancia de la protagonista. si bien sabe que la transformación también está fabricada de las mismas energías sutiles, pena por lo que no alcanza a ver que quiere saber que nadie sabe acerca de bancarse las incertidumbres, los compases de espera, la ciencia de la paz, la que llaman paciencia. convócala.
convoca y guía.