viernes, 26 de octubre de 2007

lost in translation

Sigo con la racha Nina. Nina Simone, Nina Hagen, Nina Tango. Y Nina ya no es más una niña. Y yo me permito ensayar una sarta de nosensatez en lo que tenga "ganas" de escribir. "Si no quiere perder el tiempo, no siga leyendo". Capaz que esto funcione en reversa, y yo ya le puse cuarta. Y voy por más. Como dije, y digo y a veces me cansa decir siempre las mismas palabras de esta misma sujeta, sujetada a su existencia con este vehículo que me ha tocado en suerte, azar y ciencia. Quizás también amor, el que hizo que yo naciera de dos seres que se encontraron alguna vez. No sé si les habrá pasado una o mil veces, ¿pero es que acaso no se cansan de ser quiénes son? Yo a veces me doy cuenta y también me "canso". Estoy pensando en la posibilidad de que alguna vez se me canse también de escribir las mismas palabras y decida no hacerlo más, y dedicarme a otra cosa. En todo caso, "nada se pierde y todo se transforma" y también ese resto que no se puede clasificar, se pierda. Y la verdad es que no me interesa demasiado analizarlo más que esto. En todo caso retornaré con nostalgia a leerlo y quizás también me canse la nostalgia y ya no tema perder nada.
El jazz resulta oportuno ahora, porque en su improvisación me dejo perder y no encontrarme jamás. Y ser sólo notas musicales combinadas. Como las palabras pueden serlo también. Y salir a volar, con paracaídas? o para remontarla? Como un barrilete, como un avión, como un sonido, como la lluvia, como un clarinete caprichoso. O como la luna que se ve desde mi ventana, un poco empañada, la luna, no la ventana. Con coronita, o con velo y llena. Como una pelota llena de luz lunar. ¡Hoy ví unos relámpagos impresionantes! Se sucedían como cuadros con flashes de una película, aparecían y desaparecían. Los rayos eléctricos se veían preciosos, y esa luz blanca enceguecedora y tan poderosa. Me imaginé que era sobre el río de la Plata, o tal vez eran tan plateados que podrían perfectamente ser de las costas del Este. No lo sé. Desde la ventana del dpto, sólo se veían las luces, más su sonido no llegó jamás a mis oídos. La mejor película natural en vivo que he visto, muda y simple, pero impresionante, e inolvidable. Y tan imponente como todo fenómeno natural de esta Madre Tierra, en anteojos de ciudad. Extraño la naturaleza próxima del jardín de mi casa. Extraño levantarme a la mañana el fin de semana y picar para el jardín descalza, haciendole morisquetas y voces extrañas a mis perras. Parece una imagen de publicidad comercial, lástima que la propaganda haya vaciado nuestras vidas para ponerlas en venta en el mostrador de las imágenes de felicidad en frasquito. Pero fueron vivencias reales, de mi vida real. Y la melancolía de esta noche, será quizás la anticipación de la tormenta? Adoro las tormentas, y si son de noche, mucho mejor. Aquí siento el viento enloquecido que sopla las cenizas, y las puertas hacen ruidos de golpes de viento previo a la tormenta. La luna subió, y ya se sacó el vestido de novia viuda. Me mira, la miro. Hacemos un pacto. Vos allá y yo acá. No me jodás, te miro desde lejos. Hoy vas a entrar en mi pasado, una vez más, que ya has entrado, y ya has sido enterrado. De naturaleza sale cada tanto esa oscuridad extremista. Tal vez no tenga ni idea de lo que estoy diciendo, pero ese tango es precioso. Y si estaríamos mareados, capaz raros y encendidos. Amar, sufrir, partir y después andar sin pensamientos. Toda una declaración de principios y finales contundentes. Y me fui por un rato a comer una fugazzetta con mucha cebolla y rellena, como a mi gusto de sabores fuertes, con una cerveza con mucho sabor a malta, y en la tele se sucedían esa sarta de sartenes con huevos fritos y todo, creo que me manché con grasa, quizás chorreaba de Tinelli y de los gatos de Sofovich, nuestro hugh heffner tercermundista, capitalista y esclavizador psicopático de mujeres perdidas con implantes en todos lados, menos allá abajo y acá arriba, muñecas vestidas para ofrecer un agujero a quien la quiera poner primero con dólares lavados del narcotráfico argentino, de la blanca, blanca noche capitalina. Chan Chan y Chin Chin! Brindaba Nenem desde Anillaco con un anillo de oro, y un diente de platino, que le regaló López Rega cuando regaba el desierto con magia negra del peronismo argentino. Ese regalo no le fue gratis, fue un obsequio porque el innombrable sumaba adeptos a su cartera de clientes, por las almas que había recolectado de aquellos que la habían vendido barato, barato. Descuidando a sus descendientes. Que me he puesto rabiosa y malévola con mis juicios. Aquí ya, suficiente. Si me mordiera la lengua, capaz que me envenenaría con mis propias palabras. Hay que saber cuando decir basta y hacer silencio, porque las palabras crean realidades. Cautela, querida, cautela ante todo. No juzgueís como no os gustaría que os juzgueis otros. Misericordia, yo no olvido que también existe esa palabra. Lástima que con ella se puede formar también la palabra miseria y discordia. ¿Acuerda? Da cuerda con al acordeón.
Ahora, Sur, en Sol de tango, en Do porteño. Y esa canción hila dos recuerdos dos en la voz de Caetano Veloso. Uno en Bella Vista, armando la mudanza, contemplando el jardín, en soledad. Otro en una cama ajena, y dos gotas de lágrimas, salaban mis labios. Y una sonrisa, y un lunar, y dos cabezas con rulos y un abrazo. Y el sol de la ventana, y el sahumerio de la sala. Te quiero, Sur. Hoy no vuelvo, Sur. ¿Sur o no-Sur?
Dilemas, Dile más. Dile no. Dile si. Mejor no le digas nada. Sólo espera. Es manzana. Es banana. Es ananá. No eres la nana de nadie. Ni eres Nina. Sólo disfrutas de escucharla, de vez en cuando. De cuando en vez, esperabas algo que sabés no puedes esperar. Sólo madura. Y guíate por aquello que sabés que ves que es. Que no lo podrás cambiar. Que no lo intentarás esta vez. Ya lo has hecho, lo has creído, y no te fue bien así. Ahora con el recuerdo que dejan las cicatrices, por allí no has de volver a pasar. Tal vez lo mires desde lejos, y con cariño, por aquellos encuentros que has sabido disfrutar con limitaciones y todo. Pero por ahí no. Espero que esta advertencia te sirva de algo más que para, díscola, probar de alterar. El pez por la boca muere y cuando nada se escurre. No lo intentes atrapar. Las redes no son de tu propiedad, ni tu propósito. Es mejor saber hacer la plancha pero también saber nadar.
It´s good to know when to say good bye, and good luck.

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