lunes, 15 de octubre de 2007

news energies

¡¿Por dónde empiezo?! Algunos dirán: "Pues por el principio, tía".
El principio no siempre es por dónde se cree que es. En este caso es una aventura que comenzó el jueves a la noche, cuando volvíamos del taller de los jueves, para emprender camino a Laprida. En aquel lugar de la provincia de Bs. As. a medio camino entre Capital y Bahía Blanca, en donde tomarían cuerpo las Jornadas para la Educación por el Arte de los próximos tres días por delante.
Bien. No voy a poder seguir ningún orden estipulado de antemano. Porque son muchas cosas, muchas vivencias, o mejor dicho, intensas vivencias por aquellos intensos días. No sé qué me preocupa tanto del orden, si ya ordené los petates de la mochila grande y de la chiquita, si ya me bañé, si ya me hice unos ricos mates amargos de lunes feriado, y si estoy en mi casa por la mañana escribiendo recién llegada de Retiro, de Laprida, de la vida.
Había que elegir dos talleres de los diversos ofrecidos, todos en relación con alguna disciplina del arte, para docentes y para no docentes, para legos y para curiosos, para pueblerinos, para capitalinos, para bonaerenses, marplatenses, bahia blanqueños, olivarrenses. Yo no me sentía representante de ningún lugar, pero decir que uno viene de Capital, aunque aclare que no vivió la mayor parte del tiempo allí, sino en las afueras, no resulta indiferente. Se respira un aire distinto, otro ritmo, y mucha conexión, más allá y más acá. Salvando las diferencias, que son realidades humanas, estábamos todos los que estábamos, dispuestos a esta experiencia.
Elegí dos talleres: Danza en Espiral y Taller Literario de Poesía enfocado en la musicalidad de las palabras. Por la tarde y por la mañana, respectivamente. Entre medio, mate en la plaza, micros, baños públicos y privados, habitación compartida con seis personas y una séptima alternante, festejos, bailes, batucadas, color, mucho color, mucha variedad, muchas vertientes confluyendo en el mismo lugar, alegría, balneario paraíso con laguna, glicinas de abejas zumbantes, sauces, patos con formas de bandadas, pasto verde pasto, un poco nublado al principio, en pleno sol al final, escasas lluvias, un poco de frío, carbonadas, ravioles, choripán, pizza, vino tinto, chocolate, mucha agua, transpiración, liberacion, alegría, alegría, alegría, a mi corazón. Y emociones encontradas a montones. En términos generales, increíble, pero verídico. Jugué el juego, aún lo sigo haciendo, y me pude escurrir de algunas ilusiones, también, por suerte y gracias por las auténticas compañías. Me reí, hice magia, jugué, bailé, canté, compartí, me metí de lleno a aplicar eso de transitar lo más despierta posible los lugares que transitamos. Hubo algunos escasos momentos en los cuales me confundí un poco de objetivo y desvirtué algunas realidades (maximizar y minimizar vienen al caso, en idénticas cantidades) pero esos escapes, esas huídas, se encontraban contenidas de alguna manera. Era un retorno breve y un alma interna de despertar de esas fantasías a tiempo, para no perderme verdaderamente de lo que vine a buscar aquí.
¿Qué vine a buscar aquí? Ahorita lo contesto. Primero conecto. Estoy escuchando a los sufíes, y me afinan la puntería tonal de este escrito. ¿Qué encontré aquí? Pues creo que esa pregunta habilita una respuesta más acertada para responder lo que me propongo responder a grosso moddo. Vine con expectativas, no lo puedo negar. Como toda aventura desconocida, siempre existe una cierta dosis de anticipación. Pero fui bien preparada, agradezco nuevamente a las voces acertadas que me guían razones, sentires y acciones más acertadas. No estoy haciendo todo este trabajo de transformación al pedo. Lo lamento si esto los decepciona, o los maladvierte. Celebro si los contenta y los alegra, porque eso indica que estamos conectados en una verdadera frecuencia de compañerismo, lejos del egoísmo, cerca de la redención. Cuando uno está implicado en la transformación interna, encuentra verdaderos compañeros de ruta y también encuentra de los otros, que encarnan la enemistad egoíca que distrae, por lo mismo que exige encontrarse centrado para no dejarse vencer por la misma. Tal vez las pruebas se hallen más a la vista, si nos encontramos atentos a verlas. Las diferencias, pues son todo un tema. El verdadero tema, es el temor que no se las banca, porque condena lo ajeno porque de algún modo sacude lo propio. Cuanto más seguros estamos de quienes somos, menos tememos a las diferencias y más nos enriquecemos con las mismas. Porque el otro diferente no representa un riesgoso oponente adversario, sino más bien un aliado compañero humano.
Iba al grano de la semilla y me perdí nuevamente, pero por buenos caminos necesarios de ser escritos también. Son muchos los hilos que convergen. Ahora toma la voz el hilo de una premisa anterior, "no estoy haciendo este trabajo de transformación al pedo". Y esto ¿qué implica? Que me estuve preparando desde hace mucho y que me estoy preparando actualmente y esto va en simultaneidad con el proceso, del cual a veces hablo, pero no quiero agotar.
Si. No elegí estudiar Psicología por casualidad, por aburrimiento, ni por mandato. Elegí desde una inquietud interna que ubico desde que tengo memoria para hacerlo. Tal vez el origen no sea tan exacto, es más bien una semilla familiar, hasta diría genealógica. Pero esto no implica raíces sanguíneas solamente. Implica mucho más. Una búsqueda personal y a la vez colectiva, de algunos seres que habitamos este planeta. No me creo especial por eso. O está o no está. No hay más rollos. Desconozco otra manera. No invalido por ignorancia. But sacro ignis it´s not just a concept. It´s an experience with your eyes wide open.
Elegí una búsqueda que algunos podrán entender, otros condenar, otros no entender, otros ignorar, otros resonar. Dentro de esa búsqueda fui acotando y precisando cada vez más lo que busco. Y lo fui entendiendo cada vez más claramente, con el correr del agua, que no siempre fue clara. Claro que hubo momentos de confusión, los sigue habiendo ahora también, sólo que no abundan, no inundan, en este momento la mayor parte del tiempo y del espacio, a la luz de la lámpara del ermitaño hermes. Claro que en esta búsqueda andamos a oscuras, pero somos nosotros los portadores de la lummen guía. Vamos viendo y los ojos alumbran algunos espacio-tiempos más que otros de esta realidad clarooscura. En algunos otros ojos que apuntan a la misma búsqueda esencial nos encontramos y compartimos esa refracción luminosa. No necesariamente y sólo a través de las palabras. Los símbolos intermediarios son diversos.
Vuelo a Laprida por un instante. Vuelvo a los talleres que elegí vivenciar. Fue una elección genuina lo que hace que los encuentros con otros sean más genuinos y que a la vez se pueda compartir mejor la singularidad. Empiezo por el primer taller. El de Danzas en Espiral, y cuánto me llamó la atención esa convocatoria explicitada en términos de micro y macro cosmos, ying y yang y tai chi. Mejor conjunción de intereses imposible. Fue llegar allí y sentir que estaba en el lugar correcto en el momento indicado. Otra vez Sincronía para la Evolución. En mi camino Psi, tuve que juntar cojones y animarme a buscar lo que no encontraba en la facultad Psi, pero que habitaba en mi y en algún lugar afuera de mi. Comienza la búsqueda que comenzó desde mucho antes, por el tema corporal y por el tema movimiento, por el tema danza, por el tema introspección, por el tema conexión. Ya hablé en alguna otra oportunidad de esto, pero actualmente estoy siguiendo los ciclos que comencé con Antigimnasia. Aproximarme al cuerpo y a la psicología, empieza allí. Luego veré por donde continúa. En este taller, la profesora etérea. El salón iluminado. Los sahumerios. La música. Y acompañando la experiencia, algunas palabras, escasas pero acertadas. Silencio y reconexión. Trabajamos con las cuatro estaciones. Primero vivimos otoño e invierno, en la piel y en los huesos respectivamente, y en el dejarse caer para poder sostenerse. La Tierra y el Cielo. Los ciclos de la luna mujer. Los arquetipos femeninos. Despertar esa energía que albergamos cerca del ombligo que conecta en espiral con la coronilla. Los chinos dicen, despertar la energía para sostener la espada. En términos anatómicos, despertar el sacro para iluminar la columna y conectar lo que corre a través de nuestras células nerviosas. Yo no sé en profundidad de este tema, pero los chinos saben, la profesora sabe y yo me dejé guiar en esta experiencia para recordar lo que sabía y para aprender lo que desconocía. Esto recién comienza. Pues, ya lo dije, por mi búsqueda auténtica, dí con el lugar indicado. ¿Cómo no disfrutarlo? Trabajamos también la primavera y el verano respectivamente, la improvisación, la danza ancestral y gutural que nos habita. Despertamos a los huesos y los pusimos en movimiento siempre teniendo presente la conexión que existe en el cuerpo de la tierra y del cielo. Siempre advertidas de los centros positivo y negativo de nuestra naturaleza en comunión. Los que se conectan a través de la columna y con el sostén de la perisferia. Brazos, piernas y cabeza. Articulaciones óseas sostenidas por la piel. Los límites, los bordes. Esto fue una convocatoria interna a trabajo sutil y profundo. Claro, había resistencias, dolores, incomodidades, imposibilidades, impotencia, pero luego de cada encuentro una reactivación energética corporal y más allá, indescriptible.
Voy finalizando esta cebadura lapridense, con el relato experiencia del Taller de Poesía. Nada más ni nada menos que una profesora notable, que se apellida Colángelo, que adora el color de las violetas, que se carteaba con Galeano, que habita la ciudad de Bahía Blanca y que desde hace veinte años recorre las calles con un susurrador de poesía que se construyó con un tubo de cartón. Notable persona. Un gusto haberla conocido, porque la poesía no tiene tiempo ni espacio, sólo existencia. Yo no sabía de quién se trataba la que dictaba el taller en las jornadas, sólo apeló directamente una propuesta que viene aconteciendo y que es el reencuentro con la poesía, desde un lugar diferente, en relación con la musicalidad de las palabras. La poesía tiene un ritmo especial. Las palabras que se hayan con mayor frecuencia en las mismas, tienen una intención mágica que conjuga con belleza (esto incluye la dimensión de lo horripilante y de los excesos) imágenes, sentimientos, sonidos, metafóricos. Sería algo así como la plástica de la escritura. La demostración más exacta de la sublimación escrita. Ya que con las manos me hayo más cómoda si las escribo, tengo una sensibilidad especial para los colores, pero mis trazos son algo infantiles y no demasiado sutiles. Pero con la palabra me hayo más cómoda. Con el sonido me hayo más cómoda. Con la escritura me hayo más cómoda aunque la complemente con otras formas de expresión. Ya dije, la mente es una de mis fortalezas y otra de mis limitaciones. La mejor forma de hacer algo con estas limitaciones cuando se vuelven excesivas es transformarlas en sentido y mis herramientas, las palabras, las letras, y los signos que las organizan. También me gusta innovar y romper esquemas con las mismas. Sobre todo, me gusta experimentar.
Pues nos encontrábamos por las mañanas en la biblioteca popular de Laprida, sobre la calle independencia, casi enfrente de una panadería tentadora para esas horas. Una biblioteca antigua, con un salón precioso que daba a un pequeño jardín. En la habitación donde hacíamos el taller, convivían con nosotros dispuestos alrededor de la mesa de madera oscura con historia, una gran biblioteca prolija con libros de tapa dura y colores sobrios. Una especie de mini auditorio formal, en donde los próceres se hallaban presentes también. Dos días de trabajo, pocas personas de variedad heterogénea, bebés, adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos, vecinos y visitadores ocasionales. Un poco de todo. El trabajo comenzó con el hilo de ariadna que nos presentó a todos de algún modo y nos entretejió circunstancialmente. Voces diversas convergían en una misma orgía de palabras personales. Un propósito: acercarnos a la poesía, desde diversos autores y desde nuestras producciones personales y construir un susurrador, a través del cual recitaríamos en la exposición final alguna producción elegida propia y ajena. Fue una experiencia revitalizante. Y me pregunté una vez más, porqué dejé de lado tanto tiempo este tipo de experiencia. Ahora tengo ganas de hacer algún taller literario, pero no me puedo meter aún en más actividades hasta que no me quede tranquila con algún trabajo temporario que lo pueda sustentar. Bueno de allí, les acerco mi producción final y aclaro, me animé a susurrarla con el dispositivo en el acto final. Y me sentí muy bien. Inolvidable.

ASOMARSE DESCALZO
AL VERDE DEL PASTO
ES EXPERIENCIA ALQUÍMICA
DE MEZCLA AUTÓCTONA.
EN TONOS TRIGO,
EN TONOS RÍO.

1 comentario:

Anónimo dijo...

CADA VEZ QUE TE LEO REAFIRMO EL SER MARAVILLOSO QUE SOS!! En cada palabra, en cada historia, se refleja la niña que llevas dentro, q saltando por el campo de la vida, curiosea e interactua con todo lo que lo rodea. Se vé que a logrado despertar para poder observar, elegir y conectar.
TE QUIERO! NO SOLO DE PALABRAS, SINO QUE SE VE EN MIS GESTOS,

yo, nada más ni nada menos que 1.52 de pura energía y afecto.