jueves, 4 de octubre de 2007

Serestar

Noche de los jueves,
agotadamiento encendido azul francia,
ansiedad paranoide roja anaranjada
enojo injustificado verde amarillento.

A ver si conecto con algo más copado que la dependencia. A ver si me pongo las pilas esta vez y en vez de enfocar en exilio, enfoco en presencia terrenal real. A ver si esta vez me pongo las pilas en serio y pruebo otra manera de transitar despacio el camino del fluir. Si lo dejo ser, para que venga a mi. Y no me lo tomo en serio y lo dejo ser, y me sonrío. La manía de control me controla hasta los pensamientos más azarosos y todo ya sabemos a dónde conduce, a la obsesión, a la decepción, a la caída del barrilete al que me monté yo solita. Los colores del barrilete primarios, azul, rojo, amarillo. El pincel experimentando trazos en el espacio y en el tiempo.
Me cuesta no pensar en otros, en el otro, me cuesta enfocar en mi y dejarme en paz y tranquila en mi compañía. Lo primero que surgen son los objetos. Pero esos objetos internalizados establecen diálogos independientes en mi cabeza. Diálogos inventados. Estar. Ser. Ser. Estar. estás no estás hoy? estás centrada o estás desequilibrada? estás en movimiento caótico, llena de preguntas ansiógenas. Estas a la espera de algo, quizás, de una señal. Estás?
Estás en tu casa, escuchando música sufí, con olor a sahumerio de los hare krishna. Estás escribiendo en la habitación en dónde está la computadora. No tenés hambre por el momento. Estás en pijama inventado en rallado negro y violeta y en buzo canguro anaranjado de toalla símil. Estás sentada, frente a una pantalla, el cuarto está oscuro. Estás sola en tu casa, tus hermanas hoy no están aquí. Hay silencio. Hay música qué cómo describirla, un trance progresivo, el ritmo lo marcan tambores que retumban en varias dimensiones notales, y algún intrumento de viento que parece suena e improvisa un camino. Si te trasladaras a la música te imaginarías en un viaje, sobre un caballo, serías un hombre, o poco importa eso, en la noche, los árboles o el desierto. Sentirías una progresión que se marca al andar. Una progresión que no te inquieta, ni te deja pensando, una progresión por la que te dejarías llevar lentamente, sostenidamente. Serías con la progresión, estarías allí presente, más presente que nunca.
El sonido del viento en tus oídos, te acompaña, en líneas discontínuas estiradas y silencios. De base siempre constante el paso al andar, como un latido, a medida que varía le da un piso diferente del cual desplegarse en consonancia. Algo se fue tejiendo en el andar, no temais, más estarais. No te vayas, no te fugues, no te escapes, no te huyas. Estate acá, sostenga acá.
Pensamiento errático has de trabajar. Los pasos aceleran graves, los vientos juegan a que se esfuman agudos sin una predicción, sólo improvisación que crea matices únicos e irrepetibles. Existe una armonía, no un patrón rígido, un diálogo abierto, no una declaración cerrada. Silencio abrupto. Se suma la gravedad resonante, los vientos acompañan gravedad. Grave retumba en los huesos del cráneo, adormece fantasías, conecta con agudo, le hace un camino de posibilidad para que emerja, renazca nuevamente. Vientos alejan paisaje, visión infinita como pampa infinita, desierto infinito. Horizonte límite divide arriba y abajo en continuidad. Se agrega aliento cansado y parturiento caballo y viajero. Sostienen. Son conducidos mientras sostienen. No se detienen, avanzan, sostienen, conducen. Silencio. La gravedad se ha vuelvo más grave y a desplegado dimesionalidad. Vientos introspeccionan gravedad y sonido se vuelve cada vez más orgánico, partícula pura, onda pura. Ha depurado misterio. vientos dibujan burbujas densas a punto de explotar, hamacan. Agudos contrastan, se esfuman. Silencio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

GUAUUUUUU!!! sin palabras más que
GUAUUUUU!!
:D