domingo, 22 de mayo de 2011

techo


el techo del granero era curvo. estaba hecho de cemento. daba al valle. daba a la montaña. daba a la noche. daba a la tormenta y a las luces de los pueblos vecinos. daba a los rayos, a los relámpagos y hasta se podía ver más allá de las estrellas.

la primera vez que me llevaste ahí, subimos por el alambrado que estaba roto desde hacía un tiempo. tratamos de esquivar los fardos y la perra ladraba desde abajo. me diste una mano para ayudarme con el envión, pero no quise tomarte. podía sola. una vez arriba, cuando terminaste de mostrarme el panorama y de darme un pantallazo general del lugar, dijiste que éste era tu escondite preferido y que tenías la costumbre de subirte algunas noches a tomarte una cerveza.

- te invito una de estas noches, antes de que te vayas. te parece?

y me terminé quedando por cuatro días más desde esa primer conversación. la noche que decidí que tenía que seguir viaje, la pasamos juntos para despedirnos. nos habíamos hecho naturalmente muy cercanos y muy compañeros.

ya era de madrugada cuando terminó la película del músico de blues de louisiana que vimos. no me acuerdo el nombre de la película pero me acuerdo que la cerveza ya la habíamos tomado toda cuando nos dimos cuenta de la hora. así que, subimos al techo para ver la tormenta.

- y qué te trajo por acá?

- estoy de viaje.

- y por qué viajás sola?

- porque ésto, ésto y aquéllo. y ésto, y ésto, y más allá. también ésto otro sumado a ésto último. tengo tantos años y todavía no hice un viaje sola. cuando me lo planteé, ni lo dudé y me vine. y vos? contame de vos ahora.

lamentablemente, ambos somos fumadores compulsivos y nos estábamos portando como unos compulsivos conversadores cuando, cigarrillo tras cigarrillo caramelo tras caramelo, nos agarró el frío y pensamos que lo mejor era ir a buscar unos mates para juntar calor y para juntar coraje. fuimos a la cocina y pusimos el agua. agarré más caramelos y más cigarrillos, un pañuelo, el buzo y me fuí al baño. cuando ya estuvimos listos nos hicimos el mate, pero mate del especial del que solíamos compartir. del que lleva cáscara de naranja, una cucharada colmada de azúcar y cedrón fresco recién arrancado, del que se mezcla como si fuera el ombligo de la yerba. del que lleva el primer trago de agua de costado para ubicar la bombilla. con el mate y el termo, en tu brazo y en mi mano respectivamente, nos fuimos a subir el granero una vez más. pero corría tanto viento que lo solucionamos con el mejor sentido común posible.

vayamos a buscar calor. mejor bajemos y nos refugiemos en el escalón de la puerta cercana a la tranquera bajo ese árbol y continuemos con la animada conversación que estamos dibujando juntos. ninguno de los dos parecía tener sueño. además justo estaba amaneciendo. qué hermoso.

-quedémonos a ver ésto- solté, con el mate en una mano y ya tu mano en la otra. tímidamente, me invitaste con el gesto de rozarme el hombro. empujaste tus alas contra mis alas y no me quedaba más que ponerte las palabras justas ya que no podía ni mirarte a los ojos.

- no cachondees, che. no podés tomar. estás ocupado.

- risotada.

- es la verdad. qué te pasa? porque a mi sí me está pasando algo con vos pero me la puedo aguantar.

- es que no quiero que te vayas. y algo se fue dando, no te lo puedo negar. además, quién me va a cebar mate mientras me hace compañía?

- mirá, yo tengo que seguir viaje. estoy empezándome a sentir demasiado cómoda y bueno, está todo bien porque yo estoy libre, pero vos...

- sí. ya lo sé.

- ...te vas a tener que bancar lo que te pase después. mañana. cuando yo no esté y te quedes solo con tus pensamientos hasta que ella llegue.

- si ya sé. es que estoy desorientado. es la primera vez que me pasa algo así. yo a ella la quiero. salimos hace poco y está todo bien. la quiero seguir conociendo. pero siento que no le creo todo lo que dice de lo que siente por mi.

- boludo, hacete cargo y no la proyectés a ella. no seas injusto.

- pero es lo que me pasa. que sé yo... estoy dispuesto a bancarme lo que sea que tenga que venir. vos no tenés que preocuparte por mi.

- es que la carne es débil, no hay con qué darle. pero quiero aclararte algo, que yo esté libre no es razón para que me juegues.

- no te estoy jugando. te juro que me desconozco. siempre juzgué mal a la gente que hace este tipo de cosas pero ahora siento distinto.

- es que cuando juzgás mal algo la vida se encarga de ponerte del otro lado. vas a ver... me pasó mil veces.

- escuchame. ésto que hay acá entre nosotros es hermoso y es para nosotros solamente. yo quiero estar con vos ahora y quiero estar cerca tuyo esta noche.

- y yo también.

- entonces, seríamos dos estúpidos si no nos dejáramos llevar por la corriente de aire de las sierras que se prenden fuego al amanecer de este día.

y entonces, nos permitimos amarnos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

es una escena real o solo tu fantasia? Porque conozco el lugar y yo soy la que iba a llegar en dias.

Ella " La otra" Despues pasame tu mail asi te paso un par de escritos que te pueden gustar.

LuLú dijo...

Anónima ella, es sólo ficción. Tenés el contacto por acá si te interesa. Gracias por pasar.

Anónimo dijo...

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