martes, 10 de marzo de 2009

estrellante








trato de acordarme de quien era antes de la debacle. trato de acordarme del orígen, de la causa, de la raíz, para remitir -de una vez por todas y para siempre- sus funestas consecuencias emocionales. trato de acordarme de la sensación de seguridad emocional -si es que alguna vez existió- nomatterwhat. pero doy siempre con un temor de muerte que amenaza constante, especialmente en aquellos momentos en que menos necesito que venga a poner en jaque la fragilidad estable conseguida en este último tiempo. Espero y aspiro, at the bottom of my heart, que la cuestión no sea irreversible, irremediable; que la empresa no sea imposible de llevar a buen puerto.

la sensación, ahora que me puse a lembrar, es que hubo un accidente bien temprano que barrió con todo y que el aparato psíquico era tan frágil que no logró tramitar el shock de la pérdida acontecida jamás. a esa pérdida luego en la vida se le sumaron otras pérdidas y quedó hecho un balance a pérdida constante que reza que nunca se termina de perder, que se pierde todo el tiempo, y actualiza la amenaza de hundir todo el panorama en el océano, de quedar enterrado como un tesoro que jamás verá la luz, que jamás respirará el aire gentil de la atmósfera. esta imagen es como la pesadilla extrema de muerte ahogada; como hundirse en la inmediata desesperación oceánica; como el duelo de nunca acabar.

Y dirige el pensamiento a una pregunta necesaria, ¿cómo arreglar tal desbarajuste? algunos le dan a las píloras felices, inventan un chaleco químico que funciona de salvavidas para cuando la tormenta llueve a tempestades. pasa que no se resuelve el tema dependencia de esa manera. porque la sensación de amenaza de pérdida constante es un tema acoplado a este otro gran tema que se llama dependencia. de esa manera se emparcha pero no se soluciona.

otros hacen de las relaciones su vida, otra vez la dependencia. cuando están a solas se quieren pegar un tiro de la angustia de pequeñez que les genera vérselas consigo mismos. pero sostener una relación en ese estado de precariedad emocional es casi imposible y muy pocos logran sobreponerse a una compañía demandante de constante atención, aquella atención que no se pueden dar a si mismos.

otros hacen terapia de regresión a vidas pasadas y comprenden cuándo fue que se implantó el error de conciencia que gestionó un destino repetido ad infinitum.

yo hice varias cosas para ocuparme del asunto que me ha preocupado tantas horas de mi vida. (sobre todo en aquellas horas largas de madrugadas de tortura mental) pero sigo sin resolver su instante original y les confieso, empiezo a perder la esperanza que me hace sobrevivir a la absoluta resignación. lo que sé es que lo que no te han dado, has de dártelo tu mismo.

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