sábado, 15 de septiembre de 2007

innuendo


Me había olvidado lo que sucedía cuando estaba en soledad. Y ahora la evidencia es tan obvia que ahogo un poco ese dolorcito con una botella de vino tinto. No sé si llegaré a tomármela toda yo solita, algo compartí con mi hermana, pero tal vez unos tres vasos, sea la dosis de esta noche. Mientras tanto también fumo nicotina. Eso se llama en la lengua común de la facultad de psicología bastardeada, angustia oral. Que tiene relación con el primer objeto de amor, el pecho de la madre. Claro que resulta espantosa la imagen trasladada a los 26 años de edad. Mejor dejemoslá allí, detenida. Paso a describir la escena, porque algo intento escribir esta noche de etanol burgués. Y qué me queda más próximo, pues lo que acontece. Estoy en la casa de mi padre. El no está. Está mi hermana más chica, esperando a una amiga para ver una película que yo ya vi antes, con quien antes. Suena la música, en este momento una mixtura deprimente de te para tres, vino para uno en dos copas, the magic numbers y toda su decadencia romántica de hobbits tocando el contrabajo, con pelos y barbas y pantalones oxford en nuestra época actual. En el fondo del vaso, si busco algo hay nostalgia púrpura. Y un pedazo de pizza recalentada, que me está esperando, pero mi estómago prefiere comer palabras primero. Y ahogarse en el éter de esta noche húmeda como pecera deshidratada. ¿A qué me aferro ahora? A varias cosas. A cosas que sucedían en el mientras tanto. "Quién dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón". Este momento es un momento insoslayable, y se puede sostener con cordura. Es necesario atravesarlo. Sé que es lo correcto. No sé que me espera, pero sé que estoy haciendo desde adentro mientras tanto. Vengo a continuar lo que empecé en su momento. Y los temores han quedado atrás. No hay con qué darle. Olvidar tal vez. Dejar ir con certeza e incertidumbre. La fé de la que hablé en su momento, cuando me daba fuerzas para continuar en el camino más difícil, que luego olvidé por costumbre, por capricho, por desventuras. Y que ahora retomé, por decisión. Ahora, suena la fusión de Drexler, y eso resulta lejano. Me detengo por un rato. Me pienso entonces, ya no duele como en los primeros intentos. Ya estoy algo curtida, tengo un colchón de paracaídas por si las dudas. Y se construyó mientras tanto. Al principio recuerdo, era una sensación de muerte inminente, una mezcla de sentimientos olvidados que acudían todos al mismo tiempo y con cada esbozo de llanto, la paz de dejarlo ir. Hoy ni lágrimas me quedan. Sólo recuerdos lejanos. Un poco de rencor injustificado, que hace el trámite más justificado, unas cuántas palabra puestas en stand by. Y dejar pasar un poco más el tiempo, y ver otras cosas. Más reales. Más concretas. Como por ejemplo mis deberes de estudiante universitaria, mi familia, mis amigos más cercanos, y los que hice durante este último tiempo. De trabajo ni hablar por el momento. De parciales y de trabajos prácticos hechos con gusto y poesía sí, por ejemplo. De clases que me abren de a poco la cabeza y me encuentran con proyectos pospuestos, como los que alguna vez tuve, allá y hace tiempo cuando me imaginaba en la adultez avocada a alguna causa común, de solidaridad común, de hippie perdida en el tiempo y en el espacio, en un espacio natural, cultivando mis propias plantas, haciendo mi propio pan, con una gran familia ruidosa. Tuve la suerte de vivir una niñez y una adolescencia en espacios verdes, con jardines, con bichos, con perros, con calles asfaltadas pero intransitadas, con bicicletas, con vecinos, con hermanas, con amigos. Tuve la suerte, porque eso te da una cierta dosis de inocencia pronta, ahora que vivo en la capital como se le dice por acá, en la ciudad de los pecados capitales en su plena expresión obscena, sé que el ruido, los edificios, el smog, el stress, y esas cosas, enloquecen. De a poco, pero efectivamente y sin darte cuenta. De eso tal vez se trate la alienación más común y silvestre de esta selva pedestre. Eso de hacer chorizos sin parar, sin cuestionarse de dónde y para quién. Esa soledad del amontonamiento, esa necesidad de evasión del paisaje con tv, con internet, con narcóticos, con fiestas maníacas y depresivas. Tanta queja, tanta crítica ácida como vinagre alimonado, tanta palabra para qué?. Para recordar qué encuentro cuando me encuentro esta noche conmigo.
La verdad es que me siento en un silla, tranquila y un poco incómoda esta noche. Escucho música en lo próximo, escucho a mi hermana y a su amiga cotorreando. Escucho los autos de la avenida transitada. Veo el humo de mi cigarrillo, veo algunas luces prendidas en los edificios de enfrente, veo un cielo de noche, un poco rosado y celeste como el vino tinto en un vaso de vidrio color azul. Veo antenas que captan señales en rojo. Siento mis propias antenas que captan señales sin sentido y sin decodificador. Tal vez eso temía de encontrar, ahora que lo recuerdo. Tal vez eso temía al evadir durante este tiempo.
Ahora suena el viejo Bob Dylan y su Lay Lady Lay. Precioso y oportuno, el hippie viejo que grabó su juventud en canciones memorables. Y casualmente aparece Kevin Johansen y Desde que te perdí. Por suerte el buen humor y la ironía no falla en estos casos. Me sonrío y sigo sorbiendo de a poco el vino, que se puso un poco amargo. Enciendo el cuarto cigarrillo. Y el cuarto ya es una humareda inconsistente de vapores también amargos que hacen sombras chinas en la oscuridad a trasluz de la pantalla. Ahora le toca a The Cure, Out of this world. Algo de esa melancolía brillante y aniñada que tanto me compete, cuando decidí por primera vez teñirme el pelo de negro, para parecerme a los personajes de Tim Burton. No soy tan oscura como me gustaría haberme creído alguna vez. Mi primer novio, que me conoce profundamente porque somos almas del mismo color, me lo dijo sin tantas vueltas como las que yo suelo ponerle al asunto. Y eso resultó una sentencia reconocida y suficiente para ir acercándome de a poco. Esta bien. Esto de la muerte y de la vida, y de los cambios profundos ya lo viví. Es algo que me caracteriza profundamente, pero no se dejen guiar por las apariencias. Soy una persona cálida, muy afectuosa y necesitada de afecto también. Algunos prefieren llamarme dependiente, pero hasta qué punto? hasta el lunar que salió alguna vez al costado de mi boca. Preferiría aclarar, tal vez, carente de afecto en algún momento de mi historia: por las carencias, aquellas compañías de antaño. Erróneas compañías? Que se yo...Digamos que en su momento me ayudaron a ver lo que no podía comprender por mi misma. Tal vez me creía la historia de algún gurú que me mostraría el camino. Esas palabras, esas sensaciones, esas compañías que se acostaban al amanecer luego de largas charlas existenciales, eso me hizo también lo que soy ahora. Cumplió su función, la de guiarme con los brazos del enlazador de mundos, para aceptar la muerte y la resurrección del espíritu, para bucear por dentro los juegos de la ilusión. Pero ahora, ya estoy un poco más grande, un poco más madura, un poco más dura. Y eso que buscaba afuera, está aquí mismo, aquí dentro, y aquí desperdigado entre palabras.
Cómo olvidarlo? Jamás. Es el asomo de la muerte enamorada que trepaba los muros y las enredaderas. Es tal vez como dice Sabina, algo así cómo que al lugar dónde has sido feliz, no debieras tratar de volver, porque nunca es lo mismo que esa primera vez, que ese encuentro pleno con el otro y con uno mismo, en dónde la luz atraviesa las imágenes y las desarma hasta convertirse en una memoria vital de luz, aquella que alguna vez susurró en sus oídos, for ever yours. Aquella que alguna vez sintió con todo su ser, la entrega total e incondicional del amor eterno. Y es como dice también Ismael Serrano, el amor siempre es eterno, mientras dura.

INNUENDO - QUEEN

While the sun hangs in the sky and desert has sand
While the waves crash in the sea and meet the land
While there`s a wind and the stars and the rainbow
Till the mountains crumble into the plain
Oh yes we`ll keep on tryin`
Tread that fine line
Oh we`ll keep on tryin`
Tread that fine line
Oh we`ll keep on tryin` yeah
Just passing our time
While we live according to race, colour, or creed
While we rule by blind madness and pure greed
Our lives dictated by tradition, superstition, false religion
Through the eons, and on and on
Oh yes we`ll keep on tryin`
We`ll tread that fine line
Oh we`ll keep on tryin`
Till the end of time
Till the end of time
Through the sorrow all through our splendour
Don`t take offence at my innuendo
You can be anything you want to be
Just turn yourself into anything you think that you could ever be
Be free with your tempo, be free be free
Surrender your ego - be free, be free to yourself
Oooh, ooh-
If there`s a God or any kind of justice under the sky
If there`s is a point, if there`s a reason to live or die
If there`s an answer to the questions we feel bound to ask
Show yourself - destroy your fears - release your mask
Oh yes we`ll keep on trying
Hey tread that fine line
Yeah we`ll keep on smiling yeah
And whatever will be - will be
We`ll just keep on trying
We`ll just keep on trying
Till the end of time
Till the end of time
Till the end of time

5 comentarios:

Anónimo dijo...

si me "inundo" salgo "aflote"..si veo "in-mundo" salgo pulcro..si creo in-sulto propicio un mer-curro..¿y si estoy dentro de un mundo-turro?...

LuciL dijo...

si me "inundo" salgo "aflote"..si veo "in-mundo" salgo pulcro..si creo in-sulto propicio un mer-curro..¿y si estoy dentro de un mundo-turro?..


"no confunda che pastor, no me interesa tu cielo,
TODA EL AGUA VA HACIA EL MAR"
luz del alba
soy una mujer que espera el alma.

varias cosas, que evidentemente no comprendo, sólo que el curro de mercurio fueron unas cuantas "malas" palabras, el no-mundo por ejemplo, y en la cima del mismo, gaturro. ¿y qué hizo él pues? prefirió reencarnar en un gato, para no tener que solucionar aquel problema pregunta.

First, look at your own world, choose your own words. Can you do anything about it? Well...that might be the answer. But it´s a secret.

LuLú dijo...

que pedal!

yanmaneee dijo...

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Unknown dijo...

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