viernes, 7 de septiembre de 2007

alumbra el valle







Entre Estatuas

No te quedes inmóvil al borde del camino,
no congeles el júbilo, no quieras con desgana,
no te salves ahora, ni nunca,
no te salves, no te llenes de calma.
No reserves del mundo sólo un rincón tranquilo,
no dejes caer los párpados pesados como juicios,
no te quedes sin labios, no te duermas sin sueño,
no te pienses sin sangre, no te juzgues sin tiempo.
Pero si pese a todo no puedes evitarlo,
y congelas el júbilo y quieres con desgana,
y te salvas ahora y te llenas de calma,
y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo,
y dejas caer los párpados pesados como juicios,
y te secas sin labios y te duermes sin sueño,
y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo,
y te quedas inmóvil al borde del camino,
y te salvas, entonces, no te quedes conmigo.

Mario Benedetti


Por que al final,
seremos sólo dos estatuas en el cementerio
con breves leyendas de fechas y nombres.
Dos soles lejanos, exiliados y ajenos
de tierra vestida en el tiempo.
Dos átomos que alguna vez se anudaron
y ahora se desnudan en la profusión del océano.


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