sábado, 29 de septiembre de 2007

sanos locos, locos sanos

Sanos locos a salvo de la locura
salvos solitarios sanos de soledad
enamorados sanos a salvo del odio
a salvo de la idiotez terminal
audaces, absurdos, sanos de verguenza,
de temor.
Verdaderos sanos de mentira
arriesgados sanos de desidia
hambrientos de suculentas raciones
de emociones.
Sanos y a salvos de la bruta humanidad
sanos de ignorante soberbia.
Ilesos.
Frágiles.
Incrédulos.
Ateos.
Ecuménicos.
Sedientos.
Azarosos sin disimular.
Enfermos y presos de euforia
y felicidad.
Sanos y salvos.
(desde Marce)

Forma mi presente en este momento interesante, mucha gente importante para mi. Todos estamos contribuyendo potenciado positivos al crecimiento, un poco más hacia la encrucijada en espiral. Esto no es para enroscarse en abstracciones. Es sencillo, pero mi cabeza está alborotada, yo creo, tengo la hipótesis de que ha sido provocada la estructura controladora del yo. Lo que pasa ahora es que la luz que se trepa a la estructura, quiere salir cada vez con más fuerza, pero se encuentra defendida. Contenida. Por momentos la impregna el miedo, y eso la acobarda para cruzar sus propios límites. Es palabras comprometidas: siento muchas cosas pero muchas de ellas permanecen en su lugar porque me da miedo que salgan afuera. Me cuesta fluir, y sin embargo, ahora por momentos dejo que me suceda. La mayor parte del tiempo me encuentro feliz, con mucha energía, disfrutando de cosas cotidianas, sucesos antirrutinarios, momentos y lugares algunos reencontrados, otros nuevos, otros reconocidos. No podría citar ninguno de ellos que no me resulte agradable de transitar. ¿Es acaso esto algo inusual en mi vida? Por lo que me consta de un tiempo atrás, si. A veces siento que tanto entusiasmo desparrama algunas energías que podrían ser encauzadas más prolijamente. Pero el tiempo se ha acelarado y me hallo ávida de probar cada posibilidad nueva. Esto no se trata de hombres. La vida ahora es mucho más compleja que una sola variable dependiente del bienestar. Tal vez como dijo alguien, se trata de disfrutar, lo cual implica un sentido distinto de divertirse. En el primero se saborean los frutos de nuestra siembra, se los aprecia, se los valora, se los cuida, se los protege. En el otro término, vierte energía, desparrama energia en la distracción pasajera, que no permite concentrarnos en la gestión de la misma. Si. Estoy disfrutando de la vida, en términos que antes no me permitía, o me permitía en escasas raciones, pues porque la vida era casi la misma, pero no era completamente genuino mi actuar, por lo tanto muchas cosas se me pasaban desapercibidas, ocupadas en resolver nubes oscuras para no dejarlas ir. Si. He cometido algunos errores en este tiempo. Y estos se trataron de divertir mis energías, pero también me hicieron sentir de algún modo, innecesario su cauce. Como ya se sabe, lo que se hizo hecho está, sólo queda el presente inmediato, para encauzar nuevamente su vertiente.
Ahora es momento de encontrar una fuente de ingresos, pero mis dudas están acerca de cual sería la mejor opción para mi. Pues, no quiero volver a trabajar en oficinas, y en horarios estipulados y regulados, con tareas monótonas y poco provechosas para mis intereses. Una parte de mi, necesita algo de esta estructura, que puede ser más adaptada y flexible a mis intereses. Una parte de mi necesita ganarse el pan de cada día. Otra parte se resiste, no a esto último, sino a la renuncia que implica ese tiempo destinado. Por lo tanto, no quiero agarrar lo primero que aparezca en el mercado laboral, sino algo que me genere algún tipo de desafío, distinto al que estuve acostumbrada en los últimos trabajos. Algo que involucre la posibilidad de desarrollarme
en las áreas de interés. Y si esto no es posible en el corto plazo, entonces algo que no me implique demasiado gasto inútil de energía, un lugar donde me sienta cómoda, de algún modo motivada, pero que esta motivación no pase exclusivamente por un sueldo depósitado a fin de mes, una obra social y vacaciones remuneradas. Difícil cuestión en este país. Pero es el que me ha tocado en suerte de nacimiento y patria. Por eso intento ser pragmática en algún sentido, pero no me interesa bordear los límites del utilitarismo por esta razón.
Por otro lado, tampoco quiero descuidar mis otros espacios, que me llenan de gratificación. Como he dicho antes, la facultad ha tomado una dimensión que antes no representaba para mi más que un quehacer dormido. Ahora la cosa es distinta, porque como le he puesto compromiso de mi parte, lo quiero hacer de la mejor manera posible y a mi modo más genuino. No me interesa tanto una nota u otra, una promoción o un final pendiente, pero si me interesa dar lo que mi capacidad puede abarcar. Y por otro lado, tampoco me interesa pasar por ese espacio sin dejar nada de mi, lo cual implica participación, y esto nunca ha sido sencillo para el estudiantado de psicología, tan inmerso en el mambo jambo del uno mismo dormido en sus propias explicaciones, que defienden lo que encubren. En el paso por esta carrera hay que estar atento a la creación por identificación del yo psicólogo. El yo psicólogo parecería formar una entidad que intenta abarcar con palabras, etiquetas, teorías que encierran y catalogan, al mundo, sin sentirse partícipe del mismo, como si uno supiera interpretar el conocimiento, pero sólo visto desde afuera, como si no hubiera una cuestión primordial para el que ha elegido esta carrera universitaria como conocimiento de base sobre temáticas de su interés. El estudiante de psicología tiene a mi criterio, la obligación de conocerse a si mismo, pero no a través de sí mismo solamente ni de lo que los textos dicen sobre el ser humano aplicado a si mismo sin intermediarios que le permitan el insight objetivo. Aglutinado el conocimiento a la defensa. Ese ese el yo defensa del psicólogo. Y trabajar sobre esta identificación a través del análisis de la implicación, eso permitiría que a la vez que uno se nutre de estos conocimientos, también sepa hacerse un lugar en ellos.
Otro de los espacios de mi interés ha pasado a ser el taller de creatividad, dónde nos encontramos los jueves por la noche, y donde compartimos a través de diferentes herramientas de expresión de las artes, diferentes modos de aproximarnos cada vez más al libre fluir de la vida en su autenticidad de juego y niñez. Todo eso de alguna manera contribuye a liberarnos a nosotros mismos de las varas que nos juzgan y nos impiden conectar con ese modo de vivir la vida. Porque la sociedad adulta en la que vivo y de la que soy parte, pues promueve más deberes y obligaciones que derechos y garantías . Al menos en términos estándar. Es necesario un poco de orden, siempre y cuando este orden organizado coopere con nuestras motivaciones humanas y las promueva a madurar, a mejorar. Pero muchas veces funciona como estanco, gastando demasiadas energías en el mantenimiento del orden, porque teme al caos. Esto me resuena con el modo de empezar esta entrada. Yo comencé hablando del yo atrapado en la defensa. Ahora se me ha hecho cada vez más patente esta realidad. En todos los espacios por los que transito, encuentro de algún modo la coincidencia de este desafío de evolución. Ya no me conforma pensar en palabras como difícil, imposible, miedo, temor, error. Pues porque hay un puente que me conduce a un más allá del obstáculo, y se llama capaz que deseo. Deseo de animarse a ser. Animarse recién pues por el miedo anterior. Animarse pues porque soltar da miedo. Pero una vez que se entrega el miedo, se es. Y hay que saber conducir al ser, desde un lugar responsable, adulto, pero conciente y a la vez inocente en su sorpresa. A eso iba pues, las estructuras deben permitir conducir y liberar esa energía, para hacerla crecer en potencia.

Y dijo el oráculo, "Conócete a ti mismo, y conocerás al mundo".