viernes, 23 de noviembre de 2007

high and dry makes me cry

Si tuviera un piano, me pondría a hacer sonidos. Como tengo un teclado me pongo a hacer palabras. Y con la témpera hago barullo, garabatos inconsistentes que no se quieren parecer o yo no los quiero ver. Quisiera estar trabajando en breve, porque no le quiero dar explicaciones a nadie que yo no quiera. Y últimamente me tienen las bolas al plato con los reclamos y con el control obsesivo de objeto partido. Hoy no estoy de ánimos. Elegí otra vez quedarme en soledad en casa, pero esa soledad se me está volviendo encierro. Ya probé con películas. Las cosas del querer. Ví de genealogía española esas madres que se la pasan encima de sus hijas como si fueran una misma persona. Manejando sus vidas como si no pudieran romper el cordón que las unió sólo nueve meses antes de nacer y luego las continua simbiosisando durante toda una vida. Creo que algo de esto vivo en esta relación tan difícil que tengo con mi madre. Quiero dejar de ser hija. Quiero ser par adulto. Establecer una distancia prudencial que no confunda identidades. No va más la rebelión en la granja, porque eso es seguir manteniendo el rol de pendeja, y ya no me corresponde ese rol. Hago mis esfuerzos cada vez que se zafa el rollo de la película repetida y por el momento al menos he logrado frenarlo a tiempo y marcar la diferencia, que si bien son reacciones infantiles a las que estoy acostumbrada a actuar, ahora las siento ajenas al presente. Y las quiero transformar en crecimiento. No me resulta para nada fácil, son años de acostumbramiento condicionante. Y son años de madre demandante y exigente. Pero no soy de su propiedad. Aunque las sangres nos unan, no soy una extensión de sus propiedades. Sé que la irritación que me produce no me deja verla en realidad, capto ruido que se inserta en circuitos precarios y salta la térmica, cuando ya es tarde para revertir la cuestión. Ahora entiendo porqué todo este último tiempo me escapaba de casa, para que ella no me encontrara, para que no me tuviera cerca de su influencia y no me pudiera pedir explicaciones ni hacer controles. Pero el método de huída que había encontrado, sólo me permitía eludir el problema, y repetirlo en otras relaciones dependientes. Ya sabemos esa historia. Ahora el desafío es más fuerte. Es convivir de algún modo, seguir dependiendo de ella, pero poder plantearle límites al juego caprichoso de toda madre, de toda hija. No creo que la declaración de independencia pase sólo por tener un medio propio de subsistencia, pero que ayuda montones, ayuda. Lo próximo será graduar la intensidad de emociones ambivalentes que me despierta, para poder darle mensajes claros sin exceder el volúmen de la voz. Y actos de responsabilidad. Si no no se sostiene el cambio.
Esta semana me costó transitarla, yo venía previendo que me iba a resultar difícil encontrarme con más tiempo disponible porque había finalizado el cuatrimestre y con esto, uno de los deseos más férreamente sostenidos que era cursar las materias que me propuse y aprobarlas, claro está. Tuve que hacer mis esfuerzos para salir de casa en principio a conseguir un poco de plata canjeando ropa en ferias americanas del barrio. A continuación, repartiendo CVs en escuelas de la zona. De algún modo tenía que impulsar la salida, porque sabía que aunque me daba miedo todo, era una manera de vencerlo. Y aunque fueron esfuerzos pequeños para mi significan mucho más de lo que parecen. No me resulta fácil lidiar con el mundo externo, no me resulta fácil generar mi propio laburo, no me resulta fácil salir en busca de lo que quiero. Algo falló en el desarrollo, como si faltar una pieza clave de la psiquis. Esa que asegura que uno vale por lo que es y que va a poder ser capaz de vencer los obstáculos que se le presenten en el camino. Esa fuerza de subsistencia que emerge del instinto, que asevera que la seguridad está en los propios pasos que uno da, y que uno es capaz de buscar su propio camino. En el lugar de ese hueco psíquico hay temor, miedo, inseguridad, inadecuación, dependencia. Yo sé que algunos me pueden entender porque comparten de algún modo esta vivencia de indefensión, esta carencia primordial. Yo creo que esa falla también hizo que me desarrollara para adentro. ¿Y cómo lo explico? Que los pasos que no pude dar para afuera, los dí para adentro y fui creando un circuito interior. Ese es el mundo interior del que hablo. El que es pequeño, pero es propio. A veces me siento como una tortuga que se mete dentro de su caparazón. O como un cangrejo. O como un caracol. Llevo mi casa puesta, y cuando el mundo externo representa un riesgo, una amenaza, me meto para adentro, dónde conozco, dónde me siento segura. El gran desafío de mi vida es salir de casa y probarme en ese acto que soy capaz de hacer por mi misma con mis herramientas. Muchas veces no sé cómo aplicarlas al mercado laboral o no me siento capaz ni a la altura de las circunstancias. Pero eso es inseguridad y un poco de tontera y zonzera. Ojalá no fuera retardada en ese aspecto. Ojalá tuviera más calle. Pero la calle me la estoy haciendo tardíamente y sin embargo siento y pienso, que mejor tarde que nunca. Si no aprendí cuestiones básicas de subsistencia a mis 26 años, las tendré que aprender a partir de ahora. Y mis logros serán tardíos porque mis tiempos son algo lentos. Pero son mis tiempos y serán mis logros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Comparto esta visión que haces sobre vos misma. Creo que lo q le faltó a esa niña fue apoyo y insentivo o estimulación por parte de otros en su desarrollo; pero por suerte son cosas que LUCIA ABALLE le puede dar ahora que es grande. Yo sé que responde a los estímulos y aprende con demasiada facilidad e incorpora rapidamente. Si bien decís que dió pasos para adentro; al momento de búsqueda, e investigar para su propio bien, supo hacerlos sola y para afuera! Léase terapia, amigos, cursos, LAPRIDA! YO SE QUE ELLA CADA PASO NUEVO QUE DIO ESTE AÑO FUE UN PASO SOBRE FIRME! Y que fue un año de más pasos para adelante que para atrás; pero recordá que siempre damos tres para adelante y dos para atrás. :D

Ahora sabé que el hecho de que consigas trabajo, no va a lograr que tu mamá cambié, porque ya exigirá otra cosa. Lo que corta ese circuito, no es hacer lo que le piden a uno, sino ignorarlo, cuanto menos reaccionamos a la persecución menos fuerza tiene!

Para mi aunque no lo veas, yo siento que hace tiempo estas caminando y no siento que dejes de hacerlo; a veces veo que corres hacia tu deseo y otras que caminas como haciendo "pan y queso". Pero no te vi quedarte paralizada, aún cuando esta metida adentro, tu cabeza sigue buscando por lo que sigue andando!
Como decía la canción NO PARE! SIGUE! SIGUE!!