jueves, 1 de noviembre de 2007

Hyacinthus Orientalis

http://www.youtube.com/watch?v=R7IPxngsAPY

VOLVER A COMENZAR - CAFÉ TACUBA

si hiciera una lista de mis errores
de los menores hasta los peores
que expusiera todas las heridas
los fracasos, desamores y las mentiras
ofreceré el aroma del ámbar
ofreceré el cedro y mis lágrimas
con la paciencia del mar, esperaré
toda una vida a que sane la confianza
si volviera a comenzar
no tendría tiempo de reparar
si hiciera un viaje hasta mis adentros
y sobreviviera a los lamentos
pediría fuerzas para decir cuánto lo siento
si volviera de un viaje a mis adentros
si volviera a comenzar
no tendría tiempo de reparar
el agua derramada está
la sed que siento no saciará
¿cuántas cosas más puedo guardar?
¿cuántas cosas puedo atesorar?
dulce tentación de dejarlo todo
¿cuánto espacio más quiero ocupar?
(hasta lo recuerdo ya no cabe en este lugar)
¿cuántas cosas me puedo llevar?
dulce tentación de dejarlo todo
dulce tentación regalarlo todo
si volviera a comenzar
no tendría tiempo de reparar
en agua derramada está
la sed que siento me sanará
en agua derramada está
la sed que siento me sanará.


Hoy nuevamente me dejo guiar por aquellas cosas que se presentan y conjugan con lo que acontece puertas adentro. Hoy me puse el plazo para escribir la vida del personaje que yace adentro y que dejé que apareciera el jueves pasado en la clase del taller de los jueves. Todo comenzó cuando desde el cuerpo, desde la manera de caminar apareció un personaje medio masculino que tenía los hombros para adentro, que arrastraba sus pies en la tierra, bien arrastrados, y se deslizaba como si todo le pesara, metido para adentro, mirada al suelo, en posición de "yo no fui pero cargo una mochila que no me corresponde, y sin embargo la cargo". Pronto se bautizó a si mismo, con el nombre de Jacinto. A mi me sonaba a jardinero fiel, pero desconocía de aquella flor. Más bien me lo imaginaba a Jacinto ajustándose el cinto. JA. De pronto pues empezó a tirar mala onda, el tipo este todo negro lo veía. Todo mal. Todo oscuridad. Amargado, digamos, saludaba sin embargo a sus coetáneos con un fuerte apretón de manos. Y claro, era amargo, pero no por eso frío. Afectuoso sin embargo, no podía hacerse demasiado el escurridizo, ya se escurría de si mismo ocultándose hacia adentro. Quizás sea más fácil entonces mirar para abajo también. Le costaba sostener una mirada entre pares. Si no lo alejaba su posición, lo alejaba entonces su negatividad. Jacinto fue cobrando vida por si sólo ya cuando me di cuenta había tomado con timidez mi cuerpo, pero realmente ya no se sentía la negatividad, porque se cagaba de risa de todo, pero claro, algo le decía, Jacinto, no te rías que vos hacés el papel del amargado. Yo diría mejor del melancólico. Digamos que esa característica corre por las venas de mi genealogía, sobre todo de la rama masculina. No sería casualidad entonces que el hombre proyectado que había ocupado su sombra en la actuación le permitía exorcizarla hacia afuera para verse. Y fue cobrando vida, características que le venían como anillo al dedo. Los dedos de Jacinto son finos y largos. También fuma mucho. Intoxica a todo el mundo con el humo gris de su atado diario. Es taxista digamos también. En principio esa no era la ocupación, sino lo definía como algo pesado y rutinario, pero que a su vez tenía otra ocupación que no podía revelar, porque era su ocupación oculta. Digamos, cuando Jacinto no estaba metido doce horas diarias en su taxi porteño negro luto y amarillo huevo, cantaba tangos. Si. Y tomaba mates bien amargos y bien calientes. Y se vestía de negro, de traje, formal. Y usaba unos mocasines negros también, brillosos, lustrados. Canoso él. Por qué no agregarle una flor en el ojal? Y que tal si esa flor fuera un Jacinto? Bueno, en sí desconocía la flor que le daba nombre. Y curiosa, digamos para comenzar algún tipo de comienzo en este personaje, me fui a buscar alguna foto de esta flor. Y cuando conocí la flor, la que me gustó fue la que es violeta. Y lo bueno de esta flor, que la presento arriba a la derecha, es que no es una sola flor, sino que los jacintos son bulbos perennes en floración. Digamos que el jacinto, tiene muchos jacintititos en sí mismo, todos esos pequeños capullos lo forman. Otro dato interesante es que el jacinto común proviene de Turquía y del Líbano. Digamos que el Jacinto tiene algo de sus orígenes en junto con el café y el tabaco y la menta, y la albahaca. Digamos no me resulta indiferente que sea de orígen mediterráneo tirando para los turcos. Digamos que me puedo imaginar a Jacinto descendiendo de por allí. Morocho y con ojos profundos. Capaz que hasta una túnica, un camello y un desierto, y muchas mujeres. Por qué no podría ser hasta un porteño por adopción que se haya enganchado con el tango escuchado en radio am bien temprano por la mañana, mientras se engominaba sus rulos y se afeitaba su barba y se ponía esas camisetas de algodón debajo de las camisas. Y se ponía sus pantalones de vestir, con un cinturón bien ajustado y unas medias de nylon. No usa corbatas. No le gustan porque le aprietan el cuello y bastante preso se siente cuando se sube a su taxi todas las mañanas hasta venida la noche. Digamos también que Jacinto es un solitario. Tuvo mujeres, varias y para todos los gustos y colores. Digamos que es un hombre que si bien eligió la soledad, no se priva de conocer mujeres de vez en cuando, siempre y cuando no le hagan demasiado problema a su alma solitaria de lobo estepario. Digamos que también frecuenta las milongas. Digamos que sabe bailar bien el tango, además de que lo canta con mucho placer. Digamos que Jacinto renace por las noches, cuando canta y cuando sale a pasear, mientras pasea por los barrios de adoquines, y se fuma su atado de puchos. Uno tras otro. De voz carrasposa por este hábito tóxico, tan tóxico como sus emociones melancólicas rioplatenses. Otro lado de nuestro Jacinto es su costado romántico. Digamos que esto se acopla a los textos que canta de poesía tango. No usa tanga. Usa calzones sueltos, tampoco le gusta que le aprieten allí abajo. Lo único que prefiere que le apriete es el cinturón de seguridad del taxi. También le gusta mucho el café. Si es bien fuerte, pues mucho mejor. Y sus ojeras acompañan la tez trigueña, pero a la vez también son causa de esos pensamientos que lo vuelven loco, cuando se recuesta en su cama todas las noches y pone su radio mínima debajo de su almohada y escucha al locutor de am de noche. Y las noticias, que también lo intoxican y lo amargan. Digamos que algo trágico le ha sucedido en su vida, porque decidió escapar, huir a otro país. Eso fue difícil porque al ser un hombre de tantas costumbres, no fue joda acostumbrarse a otra cultura. Sólo que de la humedad fría de Buenos Aires, se fue a la humedad caliente de Sao Paulo. Y continuó con su hábito de taxista allí también. Era lo único que sabía hacer porque lo había hecho durante mucho tiempo antes. Entonces a pesar de cambiar de país, no cambió de ocupación. La única diferencia es que los taxistas de Brasil y de esa ciudad en especial tienen los nervios un poco más calmos, pues porque nacieron en Brasil y alguien dijo alguna vez que la alegría era sólo brasileña. Jacinto acuerda. El tráfico en Sao Paulo es tremendamente peor que en baires. Pero los brasileños tienen incorporada esa cuestión de que las cosas suceden por algo, que la energía esto y aquello. Jacinto no confía demasiado en ese optimismo. El más bien está habituado al pesimismo, pero por algo se habrá ido a Brasil. Ah. Por el café? por las garotas? por el futibol? por roberto carlos? Por pelé? Digamos, es un misterio porque Jacinto se tuvo que ir a Brasil. Yo creo que su secreto tiene nombre de mujer. Pero no le fue bien. Aquella mujer que le quitó la respiración era una garota muy feliz de la vida que conoció en baires. Ella era una cantante. y le gustaba mucho la música. También era bailarina. Digamos, por entonces, Jacinto no tenía demasiado que perder cuando decidió elegirla. El enamoramiento fue tan fulminante, que Jacinto no lo pensó demasiado y se lanzó a la hazaña, pero luego ella se cansó muy pronto de los desplantes de este hombre, de sus celos, de sus posesividad y de su hábito de negatividad. Digamos que demasiada humedad para su gusto, y lo que mata es la humedad. Jacinto no quiso volver luego. Más bien no se lo planteó. Quedó tan desilusionado, tan roto su corazón, que preferió seguir manejando taxis allí también y apenas le alcanzaba para pagar su pensión, en donde se hospedaba y su atado diario de cigarrillos. Y entonces comenzó a recorrer toda la ciudad para encontrarla de casualidad en las calles de Sao Paulo, pero no tuvo éxito. Y pues, prefirió conformarse con aquellos recuerdos que compartieron juntos en baires, cuando fueron a la milonga, cuando fueron de copas a la pulpería, cuando compartieron algunas noches apasionadas, cuando él le cantó alguno de sus tangos favoritos y cuando ella le cantó algunas de sus sambas y algunas de sus bossas favoritas. Cuando cantaron a capella, alguna canción de Sandro, alguna canción de Leonardo Favio, alguna canción de Roberto Carlos. Allí pues en Brasil, en Sao Paulo, fue en dónde Jacinto fue a dar con estos personajes, un día de lluvia, el día que tocaba Roberto en el Maracaná. El se lo había perdido pues porque tenía que hacer sus horas extras para juntar para la vuelta. Había decidido hacía poco volver a baires, aunque algunos amigos con quien se carteaba le habían aconsejado que la cosas en Argentina no estaban demasiado bien como para regresar. El ya estaba cansado de buscar a la garota que le había robado tantas noches de sueño. Pero bueno, a veces las cosas suceden cuando menos las esperamos y cuando estamos dispuestos a entregarlo todo, porque ya no van más como estaban llendo. Allí se encuentra con aquellos personajes que le cambian la vida de alguna manera. El no tenía amigos en Sao Paulo. Pero los seres que conoce en este lugar son amigos a primera vista. Y le enseñan a hacerle honor a su nombre. Que florezca nuevamente el Jacinto. Que se conecte con la alegría y con la música y con la amistad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

EMOCIONANTE LA HISTORIA DE JACINTO!!! TENGO LAGRIMAS CONTENIDAS EN MIS OJOS POR SEMEJANTE RELATO!! QUE HOMBREEE!!! YO LO QUIEROOO!! jA :D
CUANTA VIDA Y TRAYECTORIA!!, me encantó!! saber que cantaba tango!! y que escondía un romántico! Ya decía yo, que algo le veía brillaba por dentro!! :D

"Digamos que el jacinto, tiene muchos jacintititos en sí mismo, todos esos pequeños capullos lo forman." YO TAMBIÉN CREO QUE TIENE MUCHOS!! :D
Y que justo, flor violeta!, no?

TIA!! ME HA ENCANTADO!! se vé que tu lo conoces bien al chulo este!!! Yo lo sospechaba, pero no le quería preguntar mucho, haber si lo incomodo. Tu me entiendés, claro esta, sabes como somos las mujeres cuando algo nos interesa!! :D
Te puedo preguntar una cosa a tí?... eras tú el amor que perseguía, que le quitaba el sueño?
En lo que a mí respecta es un tío BRILLANTE!!!; debe ser por eso que yo no lo veo oscuro! :D
BESOS MAJA!!! CUIDATE!!
Clotilda ; )